Hallan en Rianxo los restos humanos más antiguos del área barbanzana

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

15 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Dicen que la historia está hecha de casualidades y al final va a resultar que es verdad. Si el descubrimiento de América o la ley de la gravedad no fueran suficiente prueba de ello, en Rianxo se produjo un hallazgo que, además de amenazar con desbancar al insigne Castelao como el vecino más célebre de la localidad, constituye un pequeño milagro llamado a cambiar la historia del municipio. Las obras de restauración de una casa situada en pleno casco viejo de la villa, en la plaza de la iglesia, sacaron a la luz al menos cuatro tumbas en las que se conservan los restos humanos más antiguos hallados en la comarca barbanzana.

Concretamente, los huesos en cuestión datan de entre los siglos III y V después de Cristo, lo que supone, entre otras cosas, que su descubrimiento permite retroceder mil años en la historia de la villa rianxeira. Hasta ahora, con la salvedad de los numerosos restos prehistóricos diseminados por todo el municipio, los orígenes de Rianxo se remontaban al siglo XIII, época en la que se construyeron el pazo de Martelo y el Castelo da Lúa. Nada se sabía de si antes de esa fecha existió un asentamiento en la villa, y el hallazgo de estos esqueletos evidencia que sí lo hubo.

De hecho, este es, junto con otro que hay en Boiro, en el que apenas se encontraron estructuras y materiales que permitan saber que allí hubo un asentamiento, el único yacimiento romano que hallado en Barbanza, y, por el momento, la única necrópolis. En ella descansan con total los restos humanos más antiguos.

Ascensor

La suerte quiso que el proyecto de restauración del inmueble en el que aparecieron los huesos incluyese la colocación de un ascensor, y fue Patrimonio el que puso en la obra a un arqueólogo encargado de supervisar los trabajos. Desde que la casa de Castelao se declaró Bien de Interés Cultural, se establecieron cautelas de control arqueológico en las actuaciones incluidas en su área de influencia, y una tégula colocada de una forma muy concreta fue una pista inequívoca para el experto encargado de esa intervención.

Esto dio pie a que se paralizasen las obras, aunque no evitó que la excavación para hacer el hueco del ascensor se llevase por delante media tumba. Acto seguido comenzaron unas tareas de limpieza para definir la zona que resultaron muy clarificadoras. Para empezar, se descubrió sin lugar a dudas la existencia de cuatro tumbas de inhumación situadas a diferentes alturas y, lo que resultó más sorprendente, en las que se conservan restos humanos, además de otras dos posibles sepulturas.

A mayores, aunque están sin excavar, habría dos tumbas de incineración que contendrían vasijas con cenizas. Se trata, en todos los casos, de enterramientos cristianos. Aunque menos importantes y escasos, también se hallaron algunos fragmentos de cerámica.

Pese a que solo son conjeturas, lo más probable es que si se realizase una excavación arqueológica aparecerían en el subsuelo rianxeiro muchos más restos de esa misma época, quizá no humanos, pero sí materiales, que permitirían conocer mucho más del pasado de la villa.

Condiciones excepcionales

Los expertos hablan de que en esa vivienda de la plaza rianxeira se dieron unas condiciones excepcionales que permitieron la conservación de los huesos durante cientos de años y de que, posiblemente, algo así no vuelva a suceder.

Por ahora, los restos siguen en el lugar en el que estuvieron enterrados durante todo este tiempo y aún no se han analizado para intentar saber algo más sobre las condiciones que se dieron a su alrededor para que el paso del tiempo no los convirtiera en polvo. Una explicación, aunque es oficiosa, apunta a la arena y la proximidad del mar como factores a tener en cuenta. Las tumbas están sobre sedimentos áridos que permitirían que la salitre se filtrase favoreciendo la conservación de los huesos.

Pero, mientras no se realice una investigación exhaustiva, poca luz puede aportarse sobre el asunto. De hecho, aún es una incógnita qué ocurrirá con este hallazgo ya que Patrimonio debe decidir si los restos se quedan donde están o si se conservan y en qué condiciones.