Chipperfield amplía la dimensión del Foro al trasladar el debate al modelo de desarrollo

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

carmela queijeiro

El arquitecto destacó la fórmula de protección urbanística de Rianxo porque contribuye a que la localidad mantenga su carácter

08 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La clave en el crecimiento de los pueblos y ciudades es alcanzar la armonía entre entorno construido, naturaleza y actividad económica. Así lo planteó ayer el arquitecto David Chipperfield, quien clausuró el Foro de Rehabilitación de Rianxo dándole una nueva dimensión, al proponer una reflexión sobre el modelo de desarrollo.

De hecho, su intervención dio pie a interesantes preguntas formuladas por el público sobre los planeamientos urbanísticos, o el equilibrio entre el aprovechamiento de la ría como motor económico de la comarca y el respeto a la esencia de las localidades a las que baña.

La conservación

David Chipperfield puso el acento en la protección y aseguró que existe un acuerdo común sobre la conveniencia de conservar los monumentos. Sin embargo, indicó que existen otros tipos de arquitectura «más cotidiana» que define a los pueblos y que también es necesario preservar. En este sentido, efectuó una contraposición entre el crecimiento urbanístico de Ribeira, poniendo como ejemplo negativo su fachada marítima, y el de Rianxo, donde dijo que se ha seguido una fórmula que permite que la villa mantenga su carácter.

Sobre este particular, el arquitecto Carlos Fernández Coto, director y artífice del Foro, explicó a Chipperfield que el Concello tiene en marcha un plan pionero en España para favorecer la rehabilitación de viviendas desocupadas, de forma que puedan tener una segunda vida.

El profesional británico también incidió en otro elemento del desarrollo que condiciona la vida de cualquier localidad, por grande o pequeña que sea: el tráfico. Refiriéndose a la comarca, habló de la ineficacia del transporte público por carretera que, dijo, no ejerce como un elemento de conexión territorial que reduzca a un segundo plano el empleo del vehículo particular.

Hizo referencia al caso de Ribeira, donde parte de su fachada marítima es un gran aparcamiento, pero también a las dificultades a las que se enfrentan los alcaldes cuando quieren cambiar el diseño urbano para realizar proyectos de peatonalización.

Chipperfield aseguró que el reto de cualquier planeamiento urbanístico es la integración de las distintas realidades que existen en el territorio e hizo especial hincapié en la ocupación de espacio por parte de Portos.