Cuerda: «¿Por qué la arquitectura quiere hacer edificios redondos?»

RODRI GARCÍA A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

César Quian

El cineasta elogió los bocetos de Jorreto y reconoció que le encantaría tenerlso colgados como cuadros en casa

02 abr 2016 . Actualizado a las 12:53 h.

Era una conversación de amigos, de cómplices en muchas cosas. «As veces que conversei con Gallego sempre saín coa sensación de que mellorara moito da vista», ironizaba Manuel Rivas aludiendo a la forma de ver la arquitectura que tiene el protagonista de la exposición de la Fundación Barrié Manuel Gallego 1969-2015. De aquellas conversaciones también sacó el escritor una frase de Jorreto «que empreguei moitas veces e gustaba moito: A mellor arquitectura do mundo son os barcos, aínda que os guindastres tampouco están mal», argumentó Rivas.

Para el cineasta José Luis Cuerda, lo mejor de la arquitectura de Jorreto es «la honradez, dejas al aire las cosas y una columna es una columna, no un paragüero». En esta línea el director de Amanece que no es poco confesó: «Odio los fuegos artificiales», algo que asoció a determinado tipo de arquitectura e hizo reír a los asistentes preguntándose: «¿Por qué la arquitectura quiere hacer edificios redondos?», cuestión que extendió a los inclinados «la torre de Pisa se cayó, por eso está así», sentenció el cineasta.

El argumento para el encuentro de Jorreto con Cuerda y Rivas era hablar de la importancia de la idea y el contexto de la creación, tenía lugar en una Fundación Barrié abarrotada de público y era la segunda sesión del ciclo Conversaciones con Manuel Gallego. El arquitecto empezó confesando a sus contertulios que de Cuerda valoraba su capacidad «de ser absolutamente independiente» y de Rivas «el compromiso contigo mismo, con la gente, con el país». Luego planteó una serie de preguntas sobre la relación entre el lenguaje expresivo y las ideas, si el cine y la literatura tienen arquitectura y cómo se empieza a trabajar una idea. Cuerda provocó las primeras risas de la noche al decir «tienes razón en todo», para luego recordar entre ambos la respuesta a cómo se empezaba a trabajar una idea: «casi siempre sentado». El cineasta confesó su admiración por los poetas, «su palabra es lo más sublime que ha dado la inteligencia humana y se multiplica de manera escalofriante, y sé el calificativo que escojo».

En su línea cáustica, evocó a los directores de cine que presumen de colocar la cámara donde nunca se había situado antes, algo sobre lo que ironizó, argumentando lo que había estudiado: «El mejor plano posible es colocar la cámara donde mejor se puede ver lo que quieres contar y eso es perfectamente transmisible a la arquitectura».

Sobre la creación, relató Rivas: «Facer un libro é facer un lugar, ese país portátil», aludiendo a su última novela O último día de Terranova en la que ese lugar es una librería, «un lugar que é o contrapunto ao baleiro. Se se pode falar de lugar é que hai emoción, sentimento». El escritor rechazó la arquitectura espectáculo «como símbolo do poder», y apuntó que en el caso de Jorreto «sempre dás algo novo na túa arquitectura».

De Jorreto también elogió Cuerda sus bocetos que, reconoció, le encantaría tener colgados como cuadros en su casa porque le sorprende que «con tan pocos medios se pueda decir tanto, tienen un valor poético, una información lírica». Después de aludir a las condiciones físicas y ambientales que condicionan la arquitectura de Manuel Gallego, Cuerda hizo otra de sus curiosas afirmaciones: «La arquitectura que más me gusta es la que mejora en algo la caverna». En la misma línea cáustica evocó su comentario ante «mis amigos nacionalistas, a los que dijo que son gallegos porque su madre les parió aquí pero yo soy gallego propietario, que me costó una pasta».