Anupama Kundoo, arquitecta: «Nuestras casas son cada vez más inteligentes, pero nosotros menos»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

Referente de la arquitectura sostenible, dio una charla en la Fundación Luis Seoane

23 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Da igual por dónde se le ataque, Anupama Kundoo, referente mundial de la arquitectura sostenible nacida en Pune, India, reconduce en seguida la entrevista a terrenos sociales. Con un discurso a medio camino entre el activismo y una técnica constructiva sensible visitó esta semana la Fundación Luis Seoane de A Coruña, donde impartió una conferencia que sirvió como broche final al curso Acerca de la integración de las artes.

-¿Cómo influyó el haber nacido en la India a su trabajo?

-Crecí en un país de recursos escasos, no porque no los tenga, sino porque tiene tanta población que la tarta tiene que cortarse en piezas muy pequeñas. Así que el modo en que me ha influido se refleja en mi preocupación por la sostenibilidad y en el hecho de que el centro de todo, lo más importante, son las personas, ese es el recurso fundamental. En la India somos pobres, así que tenemos que usar constantemente nuestro cerebro, nuestras manos. Se trata de ser listo para sobrevivir, y eso es bueno.

-Podríamos ir tomando nota en España, que estamos en crisis...

-Lo mejor que se le puede sacar a la crisis es que haga reflexionar. Porque se trata de una crisis creada por el hombre. Aquí no hubo ningún tsunami ni terremoto, fue la acción del hombre la que trajo esta situación, así que debe reflexionar sobre ello. Pero ver la crisis como un mero problema económico es quedarse con una parte mínima del problema. Se trata de una crisis mundial que afecta a los recursos, al medio ambiente. Nos afecta a todos.

-Sorprende el uso que hace de materiales pobres, tradicionales, en construcciones innovadoras.

-Nada en mi trabajo puede catalogarse como tradicional. Son materiales útiles, prácticos y económicos. Hay que empezar a quitar etiquetas porque al final todos vienen de la tierra. La única diferencia es que los manufacturados requieren el uso de un montón de energía, lo que tiene un coste para el planeta desproporcionado. Por eso siempre intento solucionar los problemas con materiales que se pueden usar directamente, sin necesidad de ser transformados y, por lo tanto, de generar ese coste extra. Es más, dentro de lo razonable, si el trabajo se puede hacer con las manos, mejor. Eso te hace discurrir. Y el problema es que la gente está dejando de pensar. Coges el catálogo de materiales y seleccionas el más bonito que se ajusta a tu presupuesto. Eso es demasiado pasivo.

-¿El futuro está en los ladrillos de adobe?

-No, a mí me gusta todo tipo de materiales, pero salgo en defensa de estos porque creo que ahí está la auténtica innovación. Cuando se habla de innovación todo el mundo piensa en robots, o cuando se habla de tecnología se piensa en alta tecnología. Pues la baja tecnología también es tecnología. Hay muchos materiales que no se están utilizando porque la gente no sabe cómo hacerlo. Se han vuelto cómodos, y eso supone una gran pérdida. Nuestras casas son cada vez más inteligentes, pero nosotros menos. Eso no puede ser progreso.

-Entonces, ¿un presupuesto elevado no garantiza una buena construcción?

-Es cuestión de sensibilidad, de conocimiento, de saber sacar partido a una iluminación, sin que todo dependa del dinero invertido. Un gran presupuesto no asegura un buen edificio, del mismo modo que la arquitectura de bajo coste no es solo para los pobres. Los buenos diseños se hacen para ser eficientes, y eso no tiene por qué ser caro. Al revés.