«Como arquitectos, nuestro trabajo es seducir con lo que hacemos»

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

joan massague sanchez

El estudio de Veiga se ha especializado en instalaciones culturales públicas

12 may 2015 . Actualizado a las 07:23 h.

El premio de arquitectura contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe al edificio de la Filarmónica de Szczecin, en Polonia, ha incorporado el estudio Barozzi/Veiga a una nómina de ganadores entre los que figuran Siza, Moneo o Chipperfield, entre otros. Socio fundador del estudio, el gallego Alberto Veiga (Santiago, 1973) reconoce que verse en esa lista «da mucho vértigo». «Creo que con el paso del tiempo notaremos el peso del premio», augura.

-Su edificio se levanta en el emplazamiento de una sala de conciertos anterior, destruida en la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo afronta el reemplazar un inmueble que pertenecía a la memoria sentimental de la ciudad?

-El edificio, que fue bombardeado, ocupaba esa misma esquina. Cuando preparábamos el concurso teníamos claro que queríamos recuperar la presencia de la Filarmónica y devolverle la importancia que había tenido una institución socialmente muy activa. Necesitábamos que recuperase el protagonismo y para ello el edificio no debía renunciar a esa presencia, sino que debía mostrarse a la gente. La ciudad buscaba regenerarse, reinventarse y replantearse su futuro. Nosotros no intentamos regenerar una ciudad, pero sí que el edificio consiguiese generar a su alrededor pequeñas cosas. El edificio se ve de forma diferente de noche o de día, también desde donde mires la fachada, lo percibes de una forma u otra. Se van generando pequeñas cosas en su entorno, pequeñas cosas donde apoyarse y se convierte en un referente.

-Hay un marcado contraste entre la geometría sobria del exterior y del vestíbulo principal con la ornamentada sala de conciertos.

-Ese contraste está pensado intencionadamente. En el exterior el protagonismo recae sobre la gente que lo llena. En la sala queríamos dar a entender que se trata de un espacio especial en el que va a ocurrir algo especial. Es un lugar para albergar música en vivo y para ello hemos reinterpretado una sala clásica, con una sección clásica, el ornamento y la luz natural, que se percibe de forma diferente en función del momento del día o de la estación.

-¿Es la forma de dialogar del edificio con su entorno?

-Nosotros no somos arquitectos positivistas. Con lo que construimos no cambiamos nada, no somos tan egocéntricos. En este caso su misión principal es que la gente entre y lo use, y en el vestíbulo lo importante no eran los materiales o que los acabados fuesen protagonistas, sino que lo importante es poder ver quién entra, a dónde va, son pequeñas acciones que se deben realizar de forma sencilla. La sala también debe transmitir pequeñas cosas: cómo cambia la luz. El proyecto debe atraer a la gente y que una vez dentro sientan algo, para bien o para mal. Si la gente lo hace suyo, genial, ahí acaba tu trabajo. Nuestro objetivo es seducir con lo que hacemos y esa volumetría expresiva lo que buscaba era decirle a la gente que la Filarmónica está aquí.

-Su carrera ha consistido básicamente en obra pública, especialmente museos, instituciones culturales y educativas, otras salas de conciertos. ¿Esa especialización es buscada o más bien fruto de otros factores?

-Es un camino que no es ensayado. Al principio nos presentábamos a los concursos porque era la única manera que teníamos de acceder a trabajo. Pero poco a poco eso se va convirtiendo en algo más consciente. No tenemos clientes privados y nos hemos ido especializando en obra pública no por nuestra voluntad. Hemos intentado hacer viviendas sociales, por ejemplo, pero los concursos a los que nos hemos presentado en ese ámbito no los hemos ganado. Así que hemos ido haciendo museos, auditorios... lógicamente, también vas ganando experiencia y lo que has aprendido en el primer proyecto hace que mejores mucho los siguientes.

-En Galicia de momento no han construido. ¿Le gustaría tener la oportunidad en el futuro?

-Sí, por supuesto que nos gustaría como arquitectos poder hacer cosas en Galicia. Lo hemos intentado con algún concurso en Santiago, pero al final nunca se ha concretado. A todos nos gusta trabajar en el sitio del que eres, el lugar en el que vives y, en ese sentido, si lo hacemos principalmente fuera de España no es por elección, sino por obligación. No es un hecho natural. Tienen que darse varios factores, desde presentarte a un concurso y también ganarlo, lógicamente. Pero no lo descartamos para el futuro.