Desconcierto en el sector tras el sabotaje a un barco de batea

Rosa Estévez
rosa estévez VILANOVA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

martina msier

Nadie se explica las razones por las que fue hundido el «Santorito», en cuyo puente escribieron la palabra «esquirol»

29 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos bateeiros normales, «que andan a traballar coma calquera». Esa es la imagen que los mejilloneros de Vilanova tienen de Miguel y Manuel Santórum, los armadores del Santorito. El barco amaneció ayer hundido en el puerto de Vilanova. A las cinco y media de la mañana, cuando algunos productores llegaron al muelle para poner rumbo a las bateas, vieron la grúa asomando entre las aguas. «Como xa andaban os donos por alí, non parei. A verdade, nunca pensei que fóra unha sabotaxe, pensei que tería sido un despiste dos armadores», narra un bateeiro vilanovés que presenció la escena. Pero la hipótesis de un accidente, de un descuido, se esfumó en cuanto el Santorito salió a flote.

De sacarlo del fondo se encargó la empresa barbanzana Latero, que llegó a la zona a las ocho de la mañana. Al filo de las once ya tenía el barco fuera del agua. En su puente se podía leer «skirol», y el tubo del grifo de fondo, que conduce el agua de mar que refrigera el motor, estaba cortado.

Mientras el barco espera en Rianxo a ser reparado, la Guardia Civil ha abierto ya una investigación para intentar aclarar lo ocurrido. Los mejilloneros vilanoveses esperan que «as cámaras que hai postas no porto servisen para algo», y que en ellas haya quedado registrada alguna imagen que permita aclarar un sabotaje que nadie entiende. Hay quien lo relaciona con la caída de precios que, en las últimas semanas, ha sufrido el mejillón. Estos son malos meses de ventas, «e vimos dunha toxina longa».

Pero ni siquiera eso justifica una acción completamente desmedida, que le ocasionará a los armadores el Santorito un serio descalabro económico «de varios miles de euros», según explican diversas fuentes. El ataque contra este barco de batea, en un momento en el que la tranquilidad reina en los muelles arousanos, ha cogido con el pie cambiado a los representantes del sector mejillonero.