Una víctima de malos tratos tiene miedo de ser agredida en el hospital

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

Carece de protección pese a que la pidió y teme que el agresor pueda entrar

29 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vecina de Vilanova de 42 años, E.M.B.N., fue agredida la semana pasada por un hombre con el que estaba manteniendo una relación sentimental e ingresada en un hospital donde fue operada y donde se recupera de las heridas. La Guardia Civil detuvo a su presunto agresor, que pasó la noche en los calabozos y al día siguiente quedó en libertad tras declarar en los juzgados. Pese a que la víctima pidió protección, de momento no se la dieron, y como del edificio sanitario entra y sale quien quiere, ella teme que un día se acerque el presunto agresor o alguien de su entorno para tomar represalias.

Oyendo el testimonio de Eva es imposible no acordarse del terrible caso que tuvo lugar el pasado mes de mayo en Verín, cuando una mujer que también había sido víctima de malos tratos fue asesinada por su pareja en la habitación del hospital en el que estaba ingresada, sin que nadie impidiese que el presunto asesino entrase en el centro sanitario, pese a ser ya el principal sospechoso de la paliza que obligó a hospitalizar a la fallecida, Isabel Fuentes.

Prevenir antes que lamentar

No es que Eva tema un desenlace tan trágico, pero está asustada. «Tengo miedo de que venga aquí y me haga algo, él o alguien de su familia. La trabajadora social me dice que hice bien y que di todos los pasos que tenía que dar, y que no cree que necesite protección, que ella está ahí para lo que me haga falta, pero yo no las tengo todas conmigo».

Los hechos que acabaron con la vilanovesa ingresada tuvieron lugar hace una semana, en la madrugada del lunes al martes. «Lo invité a cenar y después se quedó viendo la tele en el sofá y yo me fui para cama. A las dos y media me desperté y vi que estaba dormido en el sofá, y que se había tomado dos botellas de vino, así que lo desperté y le llamé la atención. Empezamos a discutir, me agarró por la mandíbula y me dio contra la pared, me cogió por la mano izquierda y me dobló el brazo y yo me vi arrastrada por el suelo con un pie encima; estaba desquiciado, nunca lo vi así».

Cuando el hombre se calmó, pese a que ella estaba herida, decidió llevarlo en el coche a su casa. «Y todavía me mandó parar en un 24 horas para cogerle dos botellas de cerveza».

Denuncia frustrada

Cuando por fin se quedó sola, conduciendo ella misma el coche con el brazo roto, se fue derecha al cuartel de la Guardia Civil para denunciar los hechos, pero no había nadie, así que se dirigió al ambulatorio de San Roque para ir al médico. Su pesadilla no había terminado. «Me dijeron que no me podían atender, que no tenían para hacerme una placa; les pedí que me llamaran un taxi, pero como yo salí de casa con lo puesto y no llevaba dinero, no quisieron. Y tuve que ir al hospital conduciendo yo de nuevo».

Nada más llegar, el supuesto agresor empezó a mandarle mensajes al móvil, y cuando llegó la Guardia Civil, se los enseñó a los agentes como prueba. Pidió protección, «pero me dijeron que el juez no iba a decidirlo hasta que me tomara declaración».

«No sé si cambiar de casa y teléfono»

Eva fue trasladada a otro hospital que no quiere revelar para no dar pistas. Allí fue operada del brazo que le rompió el agresor en plena paliza. Ahora se recupera poco a poco a la espera de retomar su vida anterior, pero teme que tampoco eso vaya a ser posible. «Si no viene aquí al hospital, tengo miedo de que me busque después, así que no sé si no cambiar de casa y de teléfono, pero me fastidia tener que cambiar mi vida, quiero trabajar y estar en mi casa con mis hijos tranquila». Asegura que todo depende de lo que le diga el juez. «Cuando salga tengo que declarar y después decidirá si me dan protección o no. ¿Pero y antes? ¿Cómo puede ser que él pueda entrar si quiere en el hospital?».