Dos cadenotes para que a la tercera vaya por fin la vencida

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Vacío ya de muebles e inquilinos, los dueños del portal en el que se refugia O Bicho tratan de cerrarlo de una vez

26 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El vecindario hace apuestas en el bar mientras apura el trago. Quién sabe si esta vez será la buena. Ayer, los propietarios del edificio de la calle Ramón y Cajal que ha protagonizado la semana informativa en Vilagarcía clausuraron de nuevo el conflictivo portal, con la intención de hacerlo de una vez por todas tras el fracaso de sus dos intentos anteriores. En esta ocasión, el acceso al inmueble en el que Iván Dieste, O Bicho, acostumbra refugiarse luce dos recias planchas de madera y dos fenomenales cadenotes reforzados, que culminan en un par de candados de nueva generación. Todo, para evitar que el ya célebre O Bicho siga utilizando sus apartamentos como lugar de pernocta. Pero también para dar por concluidos los problemas con los antiguos inquilinos de varios de los pisos, que vieron cómo sus pertenencias quedaban atrapadas en el interior del bloque cuando la propiedad decidió cegar la puerta.

Lo cierto es que el grupo de antiguos habitantes de este movido portal del centro de Vilagarcía (está enclavado a tiro de piedra de los jardines de Ravella) se salió el jueves con la suya. No lo tuvieron fácil, porque los dueños del edificio habían clausurado la entrada en dos fases. La primera se ejecutó el domingo a mediodía. Quienes tomaban el vermú en los bares de los alrededores se quedaron de una pieza al escuchar cómo alguien destrozaba las lunetas de las puertas que dan paso al interior del bloque. Alguno pensó que O Bicho volvía a las andadas. Nada más lejos de la realidad. Eran los propietarios quienes rompían el vidrio para tender tres cadenas a través de los huecos que quedaban vacíos. Lo malo es que dejaron aquello de tal forma que cualquier chaval de los muchos que juegan en esta zona del centro podría haberse cortado con los restos de los cristales. Así que volvieron un par de días después para intentar arreglar el asunto, cubriendo las dos hojas de la puerta con sendos tablones.

Lo malo es que colocaron una el miércoles por la noche y otra el jueves por la mañana. Y por el medio se les coló O Bicho, de madrugada, que volvió a dormir allí dentro como si tal cosa. El hombre se despertó a mediodía para encontrarse con que el agujero por el que se había introducido estaba cegado. Así que se descolgó por la fachada hasta la calle.

Ya por la tarde, las dos familias que acudían al lugar para recoger sus enseres se toparon el portal cerrado a cal y canto. Las cadenas desaparecieron, al igual que las fichas de metal y silicona que cegaban las puertas de los apartamentos. Concluida la mudanza, dos cadenas bien gruesas cierran ahora el portal. A ver.

Cadenas reforzadas y candados de última generación, herramientas para concluir el culebrón