Perros extraviados y sin microchip colapsan las protectoras de Arousa

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

A los refugios llegaron más de una docena de animales en tan solo dos días

20 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Él nunca lo haría», decía hace años una campaña contra el abandono de mascotas. Él nunca lo haría, no, pero parece que a los humanos nos cuesta meternos en la cabeza que tampoco nosotros deberíamos hacerlo. Cuando llega el verano, las cifras de recogida de animales en la comarca de O Salnés se disparan. Y este año no está siendo ninguna excepción. Los servicios de emergencias de localidades como Vilagarcía y O Grove han visto como, de unas semanas para aquí, la recogida de animales sueltos en las vías públicas consume una cantidad creciente de su tiempo.

«Estamos tendo unha media de entre un e tres cans por día», señalaban ayer desde la base de emergencias de la península meca. En Vilagarcía la situación es muy parecida. El martes, sin ir más lejos, tuvieron que recoger cuatro animales que vagaban por las calles. Afortunadamente, sus historias no siempre hablan de abandono. «Estamos atopando moitos cans con collar e ben coidados». Mascotas que, por una u otra razón, se han perdido y no han logrado encontrar el camino de vuelta a sus dueños.

Las bombas de palenque

En la CAAN, el centro de acogida de animales que funciona en Meis, hacen hincapié en ese hecho. «Ha aumentado el número de perros que llega hasta nosotros, sobre todo de perros extraviados», explican desde estas instalaciones. «Hay buen tiempo, la gente sale más, hay muchas fiestas, muchos fuegos...», razonan. Y ya se sabe que las bombas de palenque son una auténtica tortura para los peludos, que en muchas ocasiones «se asustan, salen corriendo y se desorientan». Quien así habla es Olga Costa, responsable del refugio de animales de Cambados. A su juicio, «hace años que no teníamos un verano con tanto ajetreo como este. Las llamadas alertando de perros sueltos son constantes».

Desde el servicio dé emergencias de O Grove señalan que cuando reciben una alerta de un perro suelto, lo primero que se hace tras su recogida es comprobar si tiene o no chip. Si la respuesta es afirmativa, ponen el asunto en manos de la Policía Local para que de con el dueño. Si no, el animal es derivado a las instalaciones de Meis, hasta donde llegan muchos propietarios tras su pista. «Nós colgamos fotos nas redes sociais para que, se os donos as ven, saiban onde teñen que dirixirse. Pero nestas datas hai moito turista, e non sempre miran as redes sociais de por aquí», explican desde la base de emergencias.

A las instalaciones de la protectora de Vilagarcía, en Pinar do Rei, también acuden muchos propietarios en busca de sus animales perdidos. Ángeles Cifuentes, la presidenta de esta organización, señala que los dueños suelen tardar entre tres y cuatro días en llegar hasta ellos. Para recuperar a sus perros, deben comprometerse a colocarles el chip. «Algunos hasta se sorprenden cuando les decimos que lo tienen que llevar, como si fuese una normativa nueva... El primer chip que le puse yo a un perro se pagó con pesetas», dice. Por eso, desde las protectoras piden a la Administración que no sea permisiva con quienes no cumplen la norma.

Un goteo constante que coincide con la caída de las adopciones de mascotas

En el refugio de Pinar do Rei (Vilagarcía) hay el doble de animales de los que debería. Así lo reconoce Cifuentes. «Tenemos espacio para unos cien perros, y con los que entraron el martes pasamos de los doscientos. Y también tenemos espacio para cincuenta gatos, y en estos momentos hay más de noventa». Las cuentas tampoco salen en Cambados. «Tenemos plazas para 48 perros y tenemos más de sesenta», señala Olga Costa. Y si las instalaciones están saturadas, otro tanto se puede decir de la red de casas de acogida que la organización ha ido tejiendo con el paso de los años y la ayuda de los voluntarios. «Pero están a tope, no tenemos alternativas». Así que, en estos momentos, cuando suena el teléfono, en Cambados tiemblan. «No podemos recoger más animales. Tenemos que priorizar y atender los casos más urgentes». Y es que los animales siguen llegando en una época del año en la que el número de adopciones baja de forma considerable en los refugios de Vilagarcía y Cambados -en la CAAN el ritmo se mantiene, según informa este centro-.

Treinta animales

«Estamos en una situación límite», razonaba ayer Olga Costa. Y lo que les espera a ella y a su equipo. En breve comenzarán en el refugio unas obras de mantenimiento imprescindibles para que el recinto esté en condiciones de afrontar el próximo invierno. Y para poder hacerlas, será necesario liberar el espacio que en estos momentos ocupan una docena de perros y unos quince gatos. «No sabemos qué vamos a hacer con ellos».