El Concello pudo haber asumido la gestión del edificio hace 31 años

Serxio González Souto
s. gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

02 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es curiosa la forma en la que la capital arousana y su estación de autobuses han convivido desde la inauguración de la terminal, en 1986. Prácticamente desde su apertura se inició un paulatino olvido que la mantiene en una evidente infrautilización. La razón de esta situación probablemente tenga mucho que ver con el hecho de que, a diferencia de ciudades como Pontevedra, las líneas intermunicipales, aquí, cuentan con numerosas paradas en el centro. Un reportaje, escrito en 1988, dos años después del corte de la cinta, se hacía eco ya de la dura competencia que «la enxebre parada del río de O Con» ejercía sobre las instalaciones de López Ballesteros, en cuya construcción había invertido la Xunta 300 millones de las antiguas pesetas.

La desconexión de la estación con un servicio tan próximo como el autobús urbano llama poderosamente la atención. De hecho, ningún autocar de los que cubren los principales desplazamientos internos en Vilagarcía se detiene en López Ballesteros. Tampoco en la terminal de ferrocarril, que conste. Algo que no solo es difícil de entender, sino que genera, además, problemas absurdos de conexión entre quienes, por ejemplo, llegan de Catoira a la estación y deben internarse por las calles del centro para coger un bus hacia Vilaxoán.

El caso es que, por lo que respecta al edificio propiamente dicho, su gestión pudo quedar en manos del Concello prácticamente desde el comienzo. La antigua Consellería de Ordenación do Territorio cursó, en julio de 1986, un escrito al Ayuntamiento. En él, el departamento autonómico preguntaba a la corporación si estaría interesada en hacerse con la explotación directa de la estación de autobuses. Corrían los tiempos de Rivera Mallo en la alcaldía y Ravella dijo que no, basándose en un informe que, por lo visto, auguraba un déficit económico notable.