Justo a tiempo de salvar dos puntos

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

EMILIO MOLDES

Manu firmó para el Arousa el 3-2 en el minuto 88 de un partido en el que los de Otero solo supieron dominar al Castro en su media hora de superioridad numérica

06 mar 2017 . Actualizado a las 08:38 h.

Necesitaba el Arousa vencer y convencer frente al modesto Castro, equipo en la zona de descenso directo, para mantenerse en la pelea por las cuatro plazas de promoción y contrastar en el test de la Liga que las cosas se están haciendo bien. Y si nadie duda del buen hacer entre semana de la plantilla arlequinada y el cuerpo técnico encabezado por Jorge Otero, lo cierto es que el cuadro vilagarciano se tuvo que conformar ayer con imponerse por la mínima, 3-2, a costa de un rival que amenazó con estrenar su casillero de triunfos como equipo visitante en el único campo de la Tercera gallega junto al del Racing Vilalbés en el que todavía no ha ganado ningún foráneo.

Al igual que dos semanas atrás frente al Céltiga, el Arousa quedó muy lejos de dominar a su rival, incapaz de plasmar su fútbol pegado al pie. Y si contra el vecino isleño la espartana disposición rival sobre el terreno encontraba un excelente aliado en el mal estado del césped de A Lomba; la propuesta de un fútbol más dado a los espacios abiertos que al encajonamiento ofrecida por el Castro no logró ser aprovechada por el conjunto de Jorge Otero para imponer la presunta diferencia de potencial de ambos equipos.

Lo pareció durante los 10 primeros minutos de juego. Con el once vilagarciano saliendo en tromba y espoleado por el tempranero gol de Sylla. El africano, que arrancó el partido en funciones de interior derecho, le robaba la cartera a Suso en la frontal del área, para plantarse solo ante Yebra con una pared con Julio Rey y marcar. Pero la verticalidad del Arousa se disipó pronto cual espuma de champán descorchado. Y ni el percance del Castro, con la retirada de Marino por lesión en el 17, cambió la dinámica de una primera parte en la que el cuadro visitante demostró su fina habilidad para desplazar con velocidad y criterio el balón hasta el área rival cuando se hace con él. Como en el 35, con Javicho reestableciendo la igualada rematando en el aire y picando el balón en un centro de fondo a la altura del punto de penalti, con Lloves vendido.

El arranque de la segunda parte fue calcado al de la primera. Con gol a los 2 minutos, esta vez intercambiando papeles. En un balón centrado por banda derecha por Sylla que Julio Rey recibe en el punto de penalti, recortando a su par y cruzando el balón sin tiempo de reacción para Yebra.

Pero entonces emergió la figura de Omar, convertido en pesadilla para la temblorosa zaga local entre su 2-2 del minuto 55, recibiendo en carrera en el área para marcar en tiro en diagonal, y la volea que mandó a un palo en el 59 exprimiendo un error garrafal en cadena de la zaga arlequinada.

Y entonces en el 60 Suso se empeñó en confirmarse como el peor jugador de la tarde, expulsado con roja directa por agarrón al borde del área a Sylla. El Castro se quedó sin opciones de continuar con la buena presión adelantada que tanta rentabilidad le había reportado. Solo a partir de ahí el Arousa se mostro netamente superior a su rival en la posesión y gestión del esférico. Eso sí, salvo el balón desviado sobre línea de gol por Dumi a remate de Sylla en el 75, los de Otero no produjeron más que el 3-2 de Manu Justo en el 88, cazando el certero centro de fondo de Suso.

FICHA

AROSA: Lloves, Fran Matos, Suso, Rivas, Vitra, Sergio Santos, Óscar, Sylla (Antón Vilas, min 87), Manu Justo, Julio Rey (Sidibé, min 91) y Hugo Soto (Eloy, min 58)

CASTRO: Yebra, Tanketín, Javicho, Dumi, Suso, Héctor (Edrosa, min 81), Marino (Rubí, min 17), Xaime, Adrián (Baidé, min 64), Tichu y Omar

Goles: 1-0, min 2: Sylla. 1-1, min 35: Javicho. 2-1, min 47: Julio Rey. 2-2, min 55: Omar. 3-2, min 88: Manu Justo.

 Árbitro: Alejandro del Río (A Coruña). Expulsó con roja directa a Suso (min 60), que ya había visto una amarilla en el minuto 10. También amonestó a sus compañeros del Castro Tanketín y Edrosa.