Sin techo y también sin normas

La Voz

VILAGARCÍA DE AROUSA

13 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Regresó a Vilagarcía hace un año e hizo de una esquina de la plaza de España su hogar. Cobra un pensión de 360 euros al mes y, aunque se planteó «cambiar de vida» y buscar un piso en el que vivir, una serie de circunstancias se lo impidieron. Pero cuenta que el hecho de pasar la noche en la calle es, en parte, una decisión propia. Señala que la libertad que se encuentra así no se tiene en los albergues. «Tienen un horario y unas normas. Es lógico que sea así, pero yo no he venido buscando unas normas», afirma.

Nacido en un pueblo de Granada, visitó por primera vez Vilagarcía con 25 años. «La considero mi tierra», señala. Casi otros tantos años después decidió volver porque «me encuentro bien aquí». Ese bienestar se lo generan las personas con las que coincide diariamente. «Los vilagarcianos son perfectos». Habla también del comedor de Cáritas: «es de los mejores en los que estuve». A diferencia del albergue, cuenta que sí es un habitual allí. Suponen menos ataduras. A la hora de dormir, la lluvia no se le supone un problema. «Lo importante es estar bien en un lugar, la lluvia es vida», comenta.

Cargado con una mochila en la que lleva lo único de lo que le costaría desprenderse, deja el resto de sus pertenencias en el que ya es su hogar. Habla de canciones y de cine, de como King Kong «termina haciendo buenas migas con la chica guapa».