Negocios empeñados en sobrevivir pese a las prisas y los nuevos tiempos

r.e. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

10 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La plaza de abastos de Vilagarcía está en obras. Podría parecer que se trata, simplemente, de un retoque estético, de un poco de cemento y de unos cuantos muros que cambian de sitio. Pero la actuación que se está realizando en el edificio del mercado de abastos tiene mucho más calado. Porque esa remodelación del continente pretende ayudar a mantener vivo el contenido: una forma de comercio tradicional, de proximidad. Las peixeiras y las vendedoras de verdura llevan años luchando contra los todopoderosos supermercados y contra esos ritmos de vida actuales en los que no tenemos tiempo para nada, ni para detenernos a hacer la compra de los alimentos que vamos a ingerir. Hacer de los mercados espacios más atractivos y polivalentes es el camino emprendido por muchos ayuntamientos para intentar mantener vivas sus plazas. Quienes las habitan, por su parte, también ponen su granito de arena y se esfuerzan por adaptarse a los nuevos tiempos. En Vilagarcía no solo han desembarcado las TPV para facilitar las compras: muchos puestos lucen ya carteles con los precios del pescado. Y las vendedoras, tanto de pescado como de otros productos, colocan con esmero su mercancía para que le entre al consumidor por los ojos. Las labradoras que acuden al recinto para vender los productos de la huerta también han aprendido bien esa lección, y su parte de plaza se ha convertido en un festival de olores y colores que tiene un escaparate propio en Internet. Y es que los tiempos obligan a cambiar de estrategias.