La alta demanda vacía la bolsa de pisos de alquiler en Vilagarcía

Dice el refrán que el que busca, encuentra. Habría que someter a quien acuñó ese dicho popular a la prueba de buscar un piso de alquiler en Vilagarcía, un proceso que se ha convertido en toda una odisea. Así lo confirman las inmobiliarias que operan en la capital arousana, donde constatan que, de unos meses para acá, la demanda de pisos para arrendar supera -con creces- la demanda de este tipo de viviendas.

«La demanda es mucho más alta que la oferta, lleva un tiempo pasando», confirma Avelino Barreiro. En su agencia inmobiliaria, los pisos que se sacan al mercado vuelan. Literalmente. «Hay veces que no nos da tiempo ni a publicar los anuncios antes de alquilarlos», explica. «Piso que entra no dura ni un día», e incluso hay quien, de tanto esperar una oportunidad, llega a comprometerse con un inmueble tras haberlo visto únicamente en fotografías.

«Preferiría que hubiese más pisos para alquilar», dice Avelino Barreiro. «Si tuviésemos más, más alquilaríamos», remachan en la Inmobiliaria Alcom. Pero la situación es la que es, y empuja a las agencias a buscar alternativas. En Noval, por ejemplo, han iniciado una campaña para ampliar el número de pisos que tienen en cartera.

Hay otras fórmulas para intentar «dar servicio a nuestros clientes, que para eso estamos», según explicaba ayer Ana Viqueira, de Alcom. ¿Y cuáles son esas fórmulas? Por ejemplo, intentar que los propietarios de pisos que están a la venta accedan a alquilarlos por períodos pactados, y cortos, de tiempo. Otra fórmula que parece empezar a funcionar es el alquiler con opción de compra. «Nos estamos readaptando a la realidad», dice Viqueira.

Los más buscados

Aseguran en las inmobiliarias que no es fácil encontrar, por ejemplo, un piso grande para una familia numerosa. Sin embargo, estos no son los pisos más demandados. Lo que más se busca son pisos de dos habitaciones, cuyo precio en el mercado oscila 350 y los 400 euros. Porque los precios, eso sí, no se han movido demasiado. Bien es cierto que los inquilinos, ahora, tampoco aceptan pagar cantidades que vayan más allá de lo razonable. Por esa razón, hay inmuebles que siguen vacíos: suelen ser pisos muy antiguos, que no ofrecen demasiadas comodidades, y por los que sus propietarios exigen cantidades desorbitadas. El resto, sin embargo, vuelan de los escaparates de las inmobiliarias.

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