Los abuelos vuelven al recreo para disfrutar del patio con sus nietos

m. santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

mónica irago

El centro acogió una triple celebración en la que no faltaron las castañas con motivo del magosto

02 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las aulas del colegio San Francisco, de Vilagarcía, se vaciaron ayer. El patio del centro cobijó a todos los alumnos de infantil y primaria al convertirse en el escenario de una triple celebración: el magosto, el Día de los Abuelos y Santa Cecilia estaban pendientes. «El magosto lo íbamos a celebrar el jueves pasado pero tuvimos que aplazarlo por el tiempo», explican desde el centro. Aprovecharon el atraso para darle una vuelta a la idea y un aire heterogéneo al centro: mayores y pequeños disfrutaron juntos de una jornada para todos. Los nietos acudieron de las manos de sus abuelos y compartieron con ellos unos juegos que les eran de sobra conocidos. «Apostamos por los populares, por los juegos de toda la vida», indican desde el colegio al tiempo que los niños corretean por el patio.

Mientras unos saltaban a la comba, otros paseaban sigilosos para no tirar la castaña que portaban en una cuchara que agarraban con la boca. La dificultad de los primeros de coordinarse y saltar al mismo tiempo, compitió así con la ardua de tarea de agacharse con el equilibrio suficiente para encestar la castaña en el caldero que había al final del camino. Tras intentarlo, lo cierto es que ayer no importó el resultado. Tanto los alumnos de infantil como los de primaria se centraron únicamente en pasárselo bien. Para ello, de desplegó un gran abanico de juegos.

Peonza, cubos sobre los que caminar, piezas que encestar en la boca de una castaña de cartón gigante y colchonetas sobre las que saltar hasta caer rendidos fueron otros de los juegos en los que los niños estuvieron sumergidos. Para recuperar fuerzas, además de castañas, patatillas y demás comestibles de toda encuentro juvenil que quiera colgarse la etiqueta de fiesta, hubo postres preparados por los abuelos. María Doña, abuela de Daniela Villanueva, apostó por un bizcocho. «Ideas como esta me parecen fantásticas. Así salimos de casa y pasamos más tiempo con nuestros nietos», afirmó. La pequeña Daniela, de cinco años, se cuelga de ella sonriente. Sobre animarse a participar en los juegos, se mostró más prudente. «Eso ya son palabras mayores», ríe.

A unos metros se encuentran María del Carmen García y su nieta Nadia González. Mientras que la primera afirmó que está encantada con la invitación al centro, Nadia, de cuarto de infantil, contó tímidamente que «me gusta mucho que venga, es distinto». Después, siguió correteando.

Para inmortalizar la jornada, hubo photocall. Se mantuvo fiel a la tónica de la celebración: los pequeños asomaban sus caras a través de un cartón en el que una abuela asa castañas para su nieto. Mientras hacían fotografías y jugaban, como Azara Gestoso, que se declaró forofa de la peonza, parte de los alumnos de secundaria ejerció de voluntariado. Se pusieron al mando y se encargaron de coordinar a los más pequeños. Durante las 15.30 y las 17.30 horas, vivieron la celebración desde una perspectiva diferente.