Vilagarcía baila al son de las gaitas

marina santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

mónica irago

El tradicional instrumento gallego vive un apogeo en la ciudad debido a la proliferación de grupos folclóricos

28 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Llenan de aire el fol y lo van comprimiendo con el brazo para mantener la salida del aire con sonido. Es la base de un movimiento que los gaiteiros repiten una y otra vez desde unos orígenes que todavía por están por detallar. La misma inexactitud que se puede encontrar al fijar una fecha de apogeo en Vilagarcía pero que no merma una realidad: la ciudad baila ahora al son de las gaitas y de una proliferación de grupos que la acompañan con percusión o panderetas. En Airiños do Carril, concretamente, apuestan por combinar dos gaitas con bombo y tambor. «La agrupación tradicional es la que más nos llama, con la que nos sentimos identificados», explica Juan Luís Castromán, el integrante del cuarteto encargado de tocar el bombo. Empezó con la gaita a los doce años pero el hecho de que dos se sus compañeros de melodías «lleven tocando juntos desde hace más de veinte años y no lleguen a los treinta», le hizo, tal y como cuenta, coger el mazo. Los cuatro hacen piña desde hace una década.

Como casi todos en Carril, se iniciaron en la música de la mano del Círculo Artístico Deportivo Gato Negro, donde también comenzó su andadura el grupo Os Xirifeiros. Son la generación anterior, que creo su propia asociación, Xirifeiros de Carril, en el 1999 con el objetivo de hacer actividades para fomentar la música tradicional. Por labores como la suya, a la gaita y al folclore les espera una larga vida. «Recopilamos y reproducimos repertorios de los gaiteiros de la zona», explica Cristián Silva. Es uno de los siete miembros del grupo, que también ejercen de profesores en otras asociaciones. «A veces se une más gente para reforzar», explica. La mayoría coincide al afirmar que no es infrecuente que se recurra a «gente conocida» para tocar. Son muchos pero, al final, por una cosa o por otra, se conocen todos.

Los más pequeños también tienen cabida en los grupos. De quince integrantes de Santa Plácida de Rubians, cuatro son niños: de cinco, ocho (dos) y diez años. «Todo empieza en las fiestas, escuchan la música y se emocionan tanto que quieren aprender, algo que, a esas edades, hacen rapídismo», cuenta Francisco Abalo. El elevado número de grupos se refleja también en la actuaciones: «Somos tantos, que la comarca se queda pequeña». Coincide con esta afirmación el grupo Treboada, de Guillán, formado por 24 integrantes, siendo siete de ellos niños. «Empezamos de broma en el 2005 y aquí estamos», cuenta Manuel Abuín, integrante del grupo y profesor de Unión Piñeira, la asociación cultural que crearon paralelamente. Dedicada solo a gaitas, imparten clases y organizan actividades, excursiones y un festival anual al que invitan a «grupos de fuera».

La problemática de las asociaciones la encuentra Cristián Silva en la subvenciones que se les da a las comisiones de fiestas para sus actuaciones. «Corren a cargo del concello y se da la percepción de que el trabajo de los gaiteiros es el que menos valor tiene en las fiestas», indica. Un trabajo al que Francisco Abalo le suma, a la hora de ser contratados, el precio de los instrumentos: «solo la pieza más pequeña, la baqueta, cuesta 15 euros».

Gato Negro; el templo de los músicos de Carril

Lo primero que sale de la boca de un gaiteiro de Carril es el nombre de una asociación: CAD Gato Negro. «Siempre tuvieron una muy buena escuela, que ha sido el punto de partida para la creación de, al menos, tres generaciones de gaiteiros», explica Cristian Silva, de Os Xirifeiros, que se creó, al igual que Airiños do Carril, bajo los ojos de Agustín Lorenzo, profesor de gaita de la asociación. «Su labor es incuestionable», añaden desde la segunda agrupación. Llevan desde 1921 al pie del cañón pero, tal y como lamenta su presidente, José Carlos Da Silva, «en las clases de gaita se está viendo una reducción del número de niños». Los mayores, sin embargo, se están animando a aprender. A la espera de organizar las actividades del curso que empieza, explica que mantendrán el convenio con el grupo Malveiras, encargado de las clases de baile y pandereta de los más pequeños.