El mal estado del paseo de Carril supone un peligro para los usuarios

SARA MEIJIDE, M.A. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

M.I.

Los viandantes se quejan de que el firme es inestable y provoca numerosas caídas

20 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

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Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pero los vilagarcianos no están de acuerdo. El paseo que une el centro de la ciudad de Vilagarcía con Carril está «repletiño de riscos para os que facemos esta ruta», aseguran los vecinos. Y es que a pesar de los 160 metros cuadrados que se repararon en mayo, el vial sigue siendo una carrera de obstáculos. La edad no importa, las víctimas de estos tropezones van desde los cuatro hasta los casi noventa años. Como asegura Victoria, una vecina de la capital, «a cualquiera le puede pasar». Un simple despiste, un calzado plano o andar «arrastrando los pies» vale para conocer bien de cerca las pizarras del paseo marítimo.

Los más fieles al paseo de A Compostela, como Antonio y José, no quieren quitarle mérito al Concello. Reconocen que las obras realizadas en primavera fueron «todo un avance», pero añaden que el problema no se soluciona arreglando «de una atacada» todas las losas dañadas. «Hoy arreglas dos, y mañana la que estaba al lado estalla y las que la rodean ya vuelven a ser balancines», explican. Esto es el efecto dominó. Cuando una pizarra se levanta, las que la rodean comienzan a perder el equilibrio hasta que quedan inestables.

Un material inapropiado

El problema está muy claro para los caminantes pero su origen no lo está tanto. «Os anos, a choiva, mil cousas serán», intuyen. Sin embargo, Ramón, un veraneante madrileño, no tiene duda: «el material no es el adecuado para un paseo marítimo». El gobierno local insiste en que las tareas de mantenimiento y conservación del paseo se llevan a cabo «de manera constante». Pero los vecinos no están de acuerdo. «Que no se engañen, arreglar no arreglan. Chapucean». Afirman estar cansados de ver cómo se arreglan baldosas puntualmente e insisten en que esa «no es la solución. ¿No tiene ojos? », asegura Teresa, otra vecina afectada por el mal estado de este vial.

No hay más que darse un paseo por la zona para comprobar el malestar que existe entre los usuarios. Los vilagarcianos saben que remediar un paseo de dos kilómetros «cuesta mucho dinero», pero cada día que salen a pasear temen por una caída. Una suceso que muchos han vivido en sus propias carnes y como Antonio y José aseguran «se pasa muy, pero que muy, mal». Y es que la belleza de las losas ningún viandante la niega, pero «no importa que el paseo sea más feo. Solo que sea seguro».