Cualquier tiempo pasado fue mejor

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Grandes mansiones de Vilagarcía están totalmente en ruinas y resisten en pie a duras penas

22 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que sucede con el edificio donde hace cien años se asentaba el Café Universal, el Café de Poyán, es el perfecto ejemplo del poco aprecio, por no decir desprecio, que en Vilagarcía se ha tenido con muchos de las edificaciones singulares de la ciudad. Es el inmueble que da entrada a la zona de vinos y de él solo quedan las paredes en pie. Fue uno de los puntos neurálgicos de la sociedad vilagarciana a principios del pasado siglo. Hoy se ha convertido en punto de apoyo para los carteles y las pintadas.

Villa Guimil es el vestigio que queda en pie de lo que en su día fue la avenida de la Prosperidad. Un vestigio maltrecho y aislado en el medio de las edificaciones que devoraron a sus compañeras entre el abandono, la desidia y el interés especulativo. Todavía resiste en pie, pero a duras penas.

Al otro extremo de la ciudad, apenas a unos metros del conjunto escultórico de Vista Alegre, se encuentra la Casa Deza. Un edificio espectacular que ha sido pasto de okupas en los últimos años y en el que los incendios se han encargado de dejarlo prácticamente en ruinas. La parte de que se puede ver desde la calle Vista Alegre da una idea de lo que debió ser esa edificación en sus momentos de esplendor. La panorámica que se puede ver desde O Castriño la certifica.

Los años y el abandono también han hecho mella en otra de las edificaciones más espectaculares de Vilagarcía, la Casa de Medina de las Torres, que es conocida entre los vilagarcianos como la casa de las ventanas. Reinando sobre una parcela enorme de terreno, tuvo incluso casero hasta hace algo más de una década. Cuando este se fue, la casa fue el objetivo preferido de los vándalos, que la saquearon prácticamente por completo.

La relación de desastres se podría ampliar con otras edificaciones (la casa de Calderón, el edificio en el que vivió el doctor Carús, etc.) pero también conviene quedarse con un apunte para el optimismo. Cerca de la casa de Medina de las Torres, está la de la familia González Garra, la casa del lago, en mucho mejor estado. La antigua casa del Doctor Pintos, en Juan Carlos I muy cerca del Concello, es otro motivo para la esperanza.

Casa de la familia Deza

Pasto de los okupas. Situada en un lugar espectacular, a solo unos metros del convento de Vista Alegre y en la zona de entrada al parque de O Castriño, la casa de la familia Deza se convirtió en los últimos años en pasto de los okupas y, con su presencia, lugar habitual de incendios para alarma de los vecinos del lugar. Su acceso ahora está tapiado pero eso no impide que siga teniendo visitas indeseadas. Las pintadas la han terminado de afear por completo. foto mónica irago

Villa Güimil 

El último vestigio. A duras penas, pero todavía resiste en pie. Villa Güimil es el último vestigio de lo que en su día fue el Barrio de la Prosperidad. Hoy está encajonada entre edificaciones de nuevo cuño.

 Casa de Medina de las Torres

Un icono. La casa de Medina de las Torres, conocida entre los vilagarcianos como la casa de las ventanas, es todo un icono de la ciudad, que en los últimos años ha sido devalijada.

Café de Poyán

Ruinas en la zona de los vinos. En los años 20 del pasado siglo era el epicentro de la sociedad vilagarciana. Luego fue el Hotel Moderno y la sede del Banco Hispano Americano. Hoy solo quedan las paredes.