Una zona de gran potencial que conviene cuidar

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Olía a hierba recién cortada en el parque anexo al colegio de A Lomba y falta le hacía una buena poda

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

 Una de las primeras canastas que se colocaron en Vilagarcía se instaló en el parque de Matosinhos. Sobre tierra. Allí estaban también los únicos columpios que había en la ciudad. Ni lo uno ni lo otro están ya por allí. Sí hay columpios pero tampoco en exceso y de la canasta ni rastro. Lo que sí hay es una sombra excelente. El parque es apetecible por eso pero no tiene demasiado éxito. Ayer olía a hierba recién cortada. Los operarios municipales habían pasado por fin y bien que se notó el cambio. Llegar a las escaleras que dan acceso a la carretera era bastante más cómodo. Apenas un par de días antes la vegetación amenazaba con comérselas. El parque, el barrio en general, es una zona de gran potencial que conviene cuidar. No es fácil encontrar un jardín del que los coches estén a una distancia tan amplia.

Muchas de las casas son antiguas y eso provoca problemas. Un edificio está vallado desde hace dos o tres semanas por los desprendimientos de la fachada. En un lugar donde reina la sombra es el recién creado aparcamiento de lo que más choca. Por esa sensación desagradable que produce el cemento y porque los pequeños árboles parecen frágiles entre tanto coche.

El alcalde recibió ayer a los representantes de los vecinos de A Xunqueira. Una cita en la que les informó de las actuaciones que se están haciendo, sobre todo en la red de abastecimiento para intentar acabar con los cortes de agua. En el transcurso dela cita, Alberto Varela -que estuvo acompañado por el concejal de Obras Lino Mouriño- mostró su disposición a que en los presupuestos del 2017 el parque de Matosinhos tenga un papel protagonista porque, reconocen en Ravella, «precisa dunha actuación en profundidade para poñelo en condición como merece».

No demasiado lejos del parque de Matonsinhos está el de Os Desamparados. Una enorme explanada, verde explanada, que se ha quedado en poco más que eso. En una zona de esparcimiento para perros y de la que poco provecho se saca. En uno de los extremos, está la puerta. Dañada, por cierto, en su arco con una grieta que no convendría que pasara desapercibida. Cruzando la carretera está otro pequeño jardín, con un precioso banco bajo un árbol pero cuyas vistas son unas vallas que llevan colocadas ahí muchos meses ¿protegiendo? un transformador eléctrico. Un coche cuyo conductor eligió el verde de la hierba antes que el gris del asfalto para estacionar completa la estampa.

 Discutible utilidad. No está muy clara cuál es la utilidad que tienen las vallas y las verjas que están a la entrada de lo que queda del bosque. No protegen nada porque nada cierran ya que se puede caminar por allí con toral libertad. Un viejo transformador eléctrico contribuye a afear todavía más la escena de un lugar que va camino de convertirse en un aparcamiento de emergencia. Y es una pena porque el banco bajo el árbol y sobre una loma tiene un encanto innegable. foto m. irago

 Reina el cemento. La zona del aparcamiento que, posiblemente debido a su pequeño tamaño, siempre presenta una alta ocupación, es de las más desangeladas por la sensación de frialdad del cemento. foto m.i.

 Ejercicio sin visera. Los columpios biosaludables están colocados bajo los árboles, en una sabia decisión. La sombra del parque, en realidad, es de las mejores de las que se puede disfrutar en Vilagarcía. foto m. irago

 La grieta en la puerta. La puerta de piedra reina en la zona verde del Bosque dos Desamparados. Del bosque, poco queda. La puerta amenaza también con algún accidente por la grieta que tiene sobre el arco. foto m. irago

Los años pesan. Muchos de los edificios de Matosinhos tienen ya sus años, con los achaques que suponen. Un tramo de una de las aceras ha tenido que ser vallado por los desprendimientos de una cornisa. foto m.i.