La «mamá» del grupo, una joven de 82 años que juega todos los días en una tableta

p.p. vázquez vilagarcía / la voz

VILAGARCÍA DE AROUSA

04 may 2016 . Actualizado a las 05:10 h.

Profesoras, enfermeras, abogadas, asesoras financieras, jubiladas... El perfil de las jugadoras del C.X.F. Reeduca es el de una mujer sobradamente preparada. que en su mayoría compagina su afición con su faceta profesional y de madre de familia. Alguna, incluso de abuela.

Este último es el caso de la veterana del equipo, Isabel Candamio. Un ama de casa jubilada de 82 años, de esas que llevan toda su vida alimentando lo que hoy llamamos sociedad civil, como presidenta en su día de sendas asociaciones de consumidores y de mujeres rurales en Oleiros y de UNAE, otro colectivo de usuarios, en la provincia de A Coruña. Una mujer que hace diez años seguía a su hija Patricia Doldán a Vilagarcía, convirtiéndose en la fan número 1 de sus nietos Jaime, Eva y Pablo en cada partida con el Fontecarmoa. «Non me perdía un torneo. Eles dicíanme que eu era a súa mánager. Pero eu non sabía nin o nome das pezas. Nunca practicara deporte. E o xadrez parecíame unha cousa imposible», confiesa Isabel. Pero «en canto me enterei de que as nais ían facer un equipo, dixen ‘eu tamén’», convirtiéndose junto a su hija Patricia en una de las pioneras del Reeduca. La fan se convertía entonces en estrella de su nietos. «Alegráronse moitísimo, moitísimo».

 

Su victoria frente a un ruso

Recuerda Isabel su «entusiasmo» en la primera clase. También su primera partida, un «visto e non visto» frente a «un señor de 40 e pico que ao verme mover as pezas me dixo ‘señora, hace muchos años que usted no juega’». O su hasta hoy único triunfo: «Gañei unha partida, contra un ruso; porque non se presentou. Debeu de ser porque daquela, con 79, pensou ‘Madre mía, con esta muller non me podo meter’», relata con un humor pausado.

Con sus nietos negándose a jugar con ella «porque se aburren», «xogo todos os días na tableta» contra una máquina. Y si bien «non son a mellor do equipo, agora tampouco son a vergoña», declara con orgullo, mientras vende las excelencias del ajedrez: «é moi bo para a memoria, e polas relacións entre as persoas». Agradecida por el «cariño» que siente de sus compañeras, empezando por una hija con la que está encantada de compartir una experiencia así, el sentimiento de Isabel se replica en Patricia, enamorada de un grupo, el Reeduca, que dice hace saber a su madre que «es como la mamá de todas».