Las parejas mal avenidas en Ravella

VILAGARCÍA DE AROUSA

31 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La verdad, a uno se le antoja discutible la conveniencia de tirar por esos andurriales, pero allá sus señorías con sus discursos. El caso es que los símiles maritales parecen haber ganado singular fortuna entre los concejales de Vilagarcía a la hora de ilustrar el estado de las alianzas, presentes, pasadas o futuras, que este pleno es capaz de tejer. Abrió el fuego, en el debate sobre los presupuestos, el nacionalista Xabier Ríos, quien el jueves recomendaba al portavoz popular, Tomás Fole, que abra una agencia matrimonial, a la vista de que le place insistir en la existencia de un feliz idilio entre el gobierno socialista y el BNG. Poco después, también Jesús López hacía referencia al asunto, en este caso a través de la vía negativa del divorcio, para insinuar que tal vez los picoteos de la gaviota en el puño y la rosa, inaugurados por el pacto organizativo de septiembre, aquel que repartió liberaciones y cargos de confianza, pueda concluir en sonora bofetada, separación irreconciliable y trastos a la cabeza.

Virguerías verbales al margen, lo cierto es que la pulla del portavoz de Esquerda Unida no debiera pasar inadvertida. Primero, porque una de las claves que EU manejaba ante un hipotético apoyo suyo a las cuentas pasaba por que el PSOE rompiese su acuerdo otoñal con el PP, despojando al grupo conservador de su concejalía liberada y del puesto de confianza. En función de cómo vaya evolucionando el mandato, parece factible que esta idea ronde una y otra vez el caletre de las formaciones zurdas. Pero, sobre todo, porque en esta bendita corporación municipal existen precedentes no muy lejanos.

Corría el año 2000 cuando Ravella, entonces comandada por el también socialista Javier Gago, destituía al edil popular Manuel Portas como representante del Concello de Vilagarcía en el consejo de la Autoridad Portuaria. El argumento fue impecable. Portas siguió instrucciones de su partido para votar en contra del pago del IBI al Ayuntamiento. Esto es, en contra de los intereses de la institución a la que estaba representando. En sus tiempos como alcalde, al propio Fole no le tembló el pulso a la hora de expulsar a María Villaronga del ente portuario cuando le pareció que su línea política no era la conveniente. Ahí no hubo pacto que valiese. Ni entre damas ni entre caballeros.

El presidente conservador ejerce, él mismo, como vocal portuario en la actualidad. Al emplazarle con una mano a defender en el consejo la cesión de la antigua Comandancia, lo que Varela le está enseñando con la otra es la puerta. Por eso cuando Fole invita al regidor a «comerse» su pacto si ahora «le da vergüenza», debería recordar que, ya que entre parejas anda el juego, Helena volvió corriendo junto a Menelao al irse Troya al garete.