Las inundaciones llegaron para quedarse

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Las fincas de vega, las que se inundan fácilmente, son también las más productivas.
Las fincas de vega, las que se inundan fácilmente, son también las más productivas. mónica irago< / span>

Los expertos auguran que el estado de los ríos provocará que se salgan del cauce aunque no llueva mucho, como en días pasados; incendios, talas y construcciones en la ribera son algunas de las causas

26 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El año empezó con lluvias y los vecinos de la comarca, que ya se habían acostumbrado al buen tiempo, revivieron las pesadillas de las inundaciones, tanto las urbanas, con calles anegadas como pasó en el centro de Vilagarcía, como las de zonas rurales, con fincas cubiertas de agua. Y es cierto que llovió mucho y durante muchas horas seguidas, pero cuando se consultaron los balances hídricos se pudo comprobar que tampoco fue tanto como para que las inundaciones fuesen tan fuertes. Hubo días en que las fincas de la ribera del Umia amanecieron totalmente cubiertas de agua cuando esa noche se habían recogido en torno a los 40 litros por metro cuadrado, que es mucha agua, pero no tanta para que las consecuencias fuesen tan llamativas.

Hasta hace poco, para que hubiese inundaciones serias, lo habitual era que se recogiesen en torno a los 80 litros por metro cuadrado. Baste como ejemplo lo ocurrido en las inundaciones del 2006 de Vilagarcía, cuando en pocas horas se acumularon 150 litros por metro cuadrado. Con 40, media de lo que llovió en las primeras semanas del año, lo habitual es que tanto las tierras en zonas rurales como los desagües en las urbanas tuviesen capacidad suficiente para aliviar el agua. Pero no ha sido así, y los vecinos, sorprendidos por ese desbordamiento inusitado del río, le echaron la culpa al embalse de Caldas y al hecho de que se abriesen las compuertas unas horas antes. Sin embargo, desde Augas de Galicia se desligaron las inundaciones del vaciado de la cuenca, por lo que es lógico pensar que hay otros condicionantes que provocan que cada vez sea más fácil que se produzcan inundaciones.

Y los expertos también están convencidos de ello. Al menos los biólogos, y los de la Estación de Hidrobioloxía del embalse de O Con, dependiente de la Universidad de Santiago de Compostela, también lo creen. Su director, Fernando Cobo, es rotundo al respecto: «Las inundaciones van a ser cada vez más frecuentes aunque no llueva mucho. Es algo a lo que hay que acostumbrarse». Y aunque el fenómeno le afecta a las cuencas fluviales en general, lo hace especialmente en el caso del Umia, como consecuencia de una serie de circunstancias que arrastra desde hace años y que no tiene tanto que ver con la limpieza de los ríos como con el equilibrio medioambiental del entorno. De hecho, Fernando Cobo advierte sobre los riesgos de eso que se llama «limpiar el río», que no siempre se hace en beneficio de la cuenca sino por interés del hombre.

Por un lado están los incendios, que provocan que tanto la ceniza como el barro y los restos de vegetación bajen hasta los ríos, reduzcan su cauce natural y taponen los aliviaderos por los que el agua discurre hasta el mar. En segundo lugar están las talas indiscriminadas. «Hay vegetación que protege los ríos y que evita que todos esos materiales acaben en el cauce, pero es habitual que se talen árboles de ribera, casi siempre sin autorización», denuncia el biólogo. Y ya en tercer lugar están los cultivos que crecen pegados a los ríos. «Hay fincas de riego que están al borde del río, que es el propio río el que las forma; son muy buenas porque son fincas de vega, pero eso tiene una contraprestación; no vamos a poder evitar que se inunden de vez en cuando».

Construcción a pie de río

A mayores, está el problema de las construcciones que están pegadas a los cauces fluviales, como ocurre con las edificaciones de Ponte Baión. A entender de los expertos, debería estar prohibido edificar cerca de los cauces fluviales. «Lo mismo que hay un deslinde de costa, debería haber un deslinde fluvial -advierte Cobo-; de hecho, lo marca la normativa, pero nunca se hizo».

En el caso del Umia, a mayores, se da una circunstancia orográfica que la acción del hombre ha acentuado. «El río ya tiene poca pendiente en el último tramo, pero además se hicieron dragados, lo que todavía lo allanó más, y así pierde velocidad de evacuación y favorece que el agua se estanque».

El embalse de Caldas

Por todo ello, el biólogo coincide con Augas de Galicia en que el embalse de Caldas no tiene que ver con las inundaciones del Umia. «En Caldas confluyen tres ríos y allí sí es dónde había problemas, pero eso no afecta a la parte baja, lo que sí afecta es la escasa pendiente y esos otros motivos que llevan a que cada vez vaya a haber más inundaciones aunque no llueva mucho, como pasó hace unos días. No hay un buen manejo forestal y los usos del suelo no están definidos, y es lo que provoca estos problemas», asegura el director de la estación de Castroagudín.