La culpa fue de Clámide, del Liceo y hasta de la casualidad

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Una de las primeras actuaciones de Clámide, de donde salieron varios actores ahora profesionales.
Una de las primeras actuaciones de Clámide, de donde salieron varios actores ahora profesionales. cedida< / span>

La cantera de actores y profesionales de la pantalla no es casualidad; Vilagarcía tiene tradición

17 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni es casualidad lo que ocurre ahora ni lo era tampoco lo que pasaba hace más de treinta años, cuando también Arousa despertaba a la democracia. Todos los hijos de la comarca que hoy viven de una u otra manera de las tablas repiten que Vilagarcía en particular y O Salnés en general estuvieron siempre en la vanguardia cultural, lo que propició que muchos jóvenes luchasen contra viento y marea para hacerse un hueco en los escenarios, primero, y más tarde, en los platós de la Televisión de Galicia, desde donde pudieron dar en muchos casos el salto a la ficción nacional.

Si no es casualidad, es porque hay culpables, y si hay que señalar a alguno, el primero es Clámide, por supuesto, el grupo de teatro que nació hace 34 años de una asociación de padres de la parroquia de San Eulalia y que ahí sigue, tras haber formado a más de doscientos actores. Con Clámide se estrenó, así como quien no quiere la cosa, Josito Porto, que reconocía hace un año, coincidiendo con el 33 aniversario de la agrupación, que había empezado en el teatro para no trabajar las fincas de su padre, y que de no ser por Clámide, «ao mellor sería futbolista e gañaría moitos cartos».

Y el que no lo hizo en los salones de la parroquial, lo hizo en el Liceo de Vilagarcía, como es el caso de Manuel Millán, que casi sin darse cuenta fue subiendo escalones hasta los escenarios y los platós más aclamados, desde su inolvidable papel de Padre Nicanor a sus recientes apariciones en la serie de televisión Velvet.

La radio y el doblaje

Otros lo tuvieron más difícil, como Carlos Blanco, que se vio obligado a cursar otros estudios y no pudo dedicarse a lo que realmente le gustaba hasta que tuvo su primera oportunidad a través de la radio. Eso sí, a partir de ahí, no paró, y no llegaría una hoja entera del periódico para enumerar su amplio y exitoso currículo tanto en series gallegas como en el teatro, en el cine o en otras manifestaciones artísticas.

Algo similar le ocurrió a Tacho González, que empezó como doblador y que sin embargo hoy nadie, ni siquiera él, es capaz de desligar de su tierno papel de Sindiño en Padre Casares.

A otros, de casta le viene el galgo, como ocurre con Cristina Castaño, famosa por la serie La que se avecina, con larga tradición familiar en el espectáculo, en Padrón y en Vilagarcía.

Todos ellos soñaron desde las butacas de los desaparecidos cines Cervantes o Fantasio con estar un día al otro lado de la pantalla, y lo lograron.

Las compañías universitarias

Aunque quizás no sea cierto que no fue por casualidad. En algunos casos sí lo fue, porque Anabel Gago, que salió también de las bambalinas de Clámide, reconoce que nunca se había planteado dedicarse al teatro hasta que un día fue al ensayo con su hermana, hubo una baja y Maga Martínez, una de las fundadoras, le propuso subirse al escenario. Eso sí, ya no pudo desengancharse, y cuando se fue a estudiar a Santiago, casi se matriculó primero en una compañía universitaria que en la propia carrera.

Todos ellos reconocen que viven ahora momentos difíciles, por el IVA cultural, que a su entender ha convertido la cultura en un artículo de lujo al que la mayoría de los presuntos espectadores no pueden acceder. Aún así, ni desfallecen ni tiran la toalla, y las generaciones más jóvenes aseguran que, al menos en la ficción televisiva, se está notando un repunte que ha llevado en los últimos años a un extraño fenómeno, que casi no hay paro en el sector; al menos entre los profesionales que están especializados en las series.

Es de suponer, por lo tanto, que el espectáculo continuará.

precedentes en la escena de la transición

la factoría cinematográfica de arousa