El sueño frustrado de César Portela

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El acuario acoge desde hace una década el Centro de Interpretación da Ría de Arousa.
El acuario acoge desde hace una década el Centro de Interpretación da Ría de Arousa. mónica irago< / span>

La obra original ha sido estudiada en las escuelas de arquitectura

06 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde Xiamen, una región situada en la costa oeste del mar de China en la que viven más de tres millones y medio de personas, aterrizó en O Salnés la pasada semana una delegación de arquitectos para conocer de primera mano la huella de César Portela en pazo Baión. El prestigio del premio nacional de arquitectura traspasa las fronteras. Una trayectoria espectacular, con un sueño frustrado: el acuario de la playa de A Compostela. Esa obra también mereció más de una visita. Varias excursiones de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña llegaron a Vilagarcía para conocer lo que se definía en publicaciones especializadas como un ejemplo. Un ejemplo que, en breve, será derruido.

Todo comenzó a mediados de los 80. César Portela ideó un edificio que se incluía en un ambicioso proyecto para un paseo marítimo, que se ejecutó solo en una primera fase al variar el proyecto original. «Hay una elegancia viva, dotada incluso de rasgos de humor, en ese edificio horizontal que conoce las mareas, con su ambigua situación entre mar y tierra, burlonamente y casi hostilmente enfrentado a la bárbara mediocridad de la muralla de apartamentos que lo rodean y lo empujan al mar», escribía el arquitecto Farruco Sesto en el número 16 de la publicación Documentos de Arquitectura... que dedicaba su foto de portada precisamente al acuario.

Un esqueleto

Pero aquella estrella comenzó a apagarse. El acuario se convirtió en un esqueleto de hormigón y los amagos de derribo empezaron a aparecer. Allí estaba. Inacabado. Consumiéndose entre el abandono y la indiferencia. Almacenando propuestas de los más variopintas. El Club de Mar se postuló para albergar en él su escuela de vela y Xuventudes Comunistas quería transformarlo en un local social, que pudiera albergar certámenes, exposiciones y hasta un local de ensayos. Hubo también quien quería convertirlo en un establecimiento hotelero. Sin embargo, la opción que estuvo más cerca de plasmarse fue parecida a la original. Un proyecto elaborado por estudiantes del Igafa resucitó el acuario. Proponían un contenido fijo de diez ecosistemas y exposiciones renovables. La idea no era barata y quizás por eso quedó en agua de borrajas.

Hasta que llegó el año 2001 y la odisea del acuario vivió su particular tercera fase. Veinticuatro millones de pesetas en una reforma a cargo del arquitecto José Luis Marchetto. Tres años más tarde abriría sus puertas lo que se bautizó como Centro de Interpretación da Ría de Arousa. Sus misiones: convertirse en un punto de información turística y acoger exposiciones relacionadas con el mar.

Poco tiempo después caducó la concesión de Costas y se reabrió el debate sobre la posibilidad de su demolición. Un debate mas político que ciudadano. No se recuerdan peticiones masivas sobre ese asunto. En todo caso, el PSOE llevaba en su programa electoral la demolición del edificio y parece dispuesta a ejecutarla. El premio nacional de arquitectura, entre tanto, debe estar tan perplejo como la gran mayoría de sus colegas. Un sueño convertido en pesadilla.