La mejor oposición es el Puerto

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

La presidenta del Puerto acaba de bloquear, sin previo aviso y sin escucharle, los planes de Alberto Varela y el gobierno municipal socialista para impulsar la construcción de un ambulatorio en Comandancia.
La presidenta del Puerto acaba de bloquear, sin previo aviso y sin escucharle, los planes de Alberto Varela y el gobierno municipal socialista para impulsar la construcción de un ambulatorio en Comandancia. m. irago< / span>

Franco acaba de abrazar una querida tradición en Vilagarcía: utilizar la Autoridad Portuaria como ariete contra el Concello

05 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es probable que más de uno se haya sorprendido por la virulenta reacción que la presidenta de la Autoridad Portuaria, Sagrario Franco, y su consejo de administración acaban de protagonizar frente a los planes que desde hace semanas traza el nuevo gobierno municipal de Vilagarcía. Que nadie se extrañe. Con esta actitud, en realidad, Franco y su equipo no hacen sino acudir a una vieja y larga tradición en la capital arousana, especialmente querida por las fuerzas conservadoras: emplear la segunda institución de la ciudad como ariete de la oposición política en cuanto la gestión del Concello se les va de las manos. O de las urnas.

Sucedió en cuanto el Partido Popular accedió por primera vez al despacho del muelle de Pasajeros. Acontecía el trance en 1996, con la derrota de Felipe González y el PSOE de la transición en las generales de aquel año. Lo primero a lo que se aplicó el centro derecha fue a tratar de solucionar sus problemas internos, premiando con la presidencia a José Luis Rivera Mallo a cambio de su renuncia a la dirección de la agrupación local de la gaviota.

La cosa les salió mal a ambos. Al PP, que entonces presidía Pablo Crespo, hoy perdido entre las imputaciones de la Gürtel y demás tramas, porque sus nuevos gerifaltes calcularon mal la jugada y, sobre todo, minusvaloraron a su antiguo líder. Y a Rivera, porque su resistencia en el control de los resortes de su partido le costó un largo y penoso periplo por los juzgados, acusado de mil y una maldades que nadie pudo demostrar y fueron archivadas una a una.

Aunque destituyó a Rivera Mallo, la deriva de la gaviota fue a peor. El desairado político conservador creó Independientes por Vilagarcía, contra el que el PP se estrelló en 1999, con uno de los peores resultados de su historia. Xosé Cuíña, entonces todopoderoso delfín de Fraga, activó a Manuel Bouzas, el sucesor de Rivera en el engranaje portuario, le puso el partido en las manos y el Puerto comenzó, de nuevo, a ejercer como oposición al Concello, que el socialista Javier Gago gobernaba con soltura.

Aunque hubo de todo, y saltaban chispas, es difícil discutir que de ambos políticos surgieron los acuerdos más importantes que las dos instituciones firmaron desde los nefastos rellenos. También los mayores adefesios y las oportunidades perdidas. PSOE y PP se abandonaron con contumacia al noble arte del intercambio de golpes y decretos entre los despachos de Ravella y el muelle de Pasajeros. El resultado fue, por ejemplo, el complejo lúdico de la vieja explanada TIR. Llamado a erigirse en una verdadera referencia para el turismo en las Rías Baixas, el proyecto acabó como todo lo contrario: un mamotreto enladrillado. La pesadilla de los alumnos de cualquier colegio nacional.

Esto es a lo que conduce la instrumentalización de las instituciones a toda costa y la manía de intentar ganar por un lado lo que se ha perdido por el otro. Por aquellos vericuetos de la política local, el propio Gago acabó años después, cuando su control dependía ya de la Xunta, ocupando el sillón de la Autoridad Portuaria. Los socialistas tampoco se han mostrado reacios a mover los cromos a la hora de solventar sus propios problemas.

La que pierde es Vilagarcía

Lo importante, en fin, sería que tanto la señora Franco, que hasta ahora ha mostrado un perfil más que bajo, subterráneo, como el flamante regidor socialista, Alberto Varela, cobrasen conciencia de que quien pierde, cuando esta dinámica se impone, es Vilagarcía. Dicho esto, justo es subrayar que al estamento portuario le cabe el dudoso honor de haber encendido la hoguera. Cerrar la puerta al ambulatorio en la vieja Comandancia, cuando ni siquiera se ha entrevistado con el alcalde, constituye todo un desaire y una incendiaria declaración de guerra por parte de la presidenta, que contradice además todo su desempeño público anterior. Siendo mal pensados, cualquiera diría que ha recibido instrucciones. Pero siendo muy mal pensados, ¿eh?

la cosa política

El fin del control absoluto del consejo

El consejo portuario atraviesa una situación que jamás se había producido en democracia: al sustituir al socialista Lino Mouriño por la popular Rocío Llovo como vocal del Concello, el PP se arrogó todos los puestos en el Puerto. El nombramiento de los nuevos consejeros municipales le pondrá fin.