Vilagarcía o el paréntesis inesperado

s. gonzález, a. garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Los seis candidatos en los bancos de Ravella, un lugar que marcó un antes y un después.
Los seis candidatos en los bancos de Ravella, un lugar que marcó un antes y un después. mónia irago< / span>

Cuatro años después de su caída, la izquierda ve posible recuperar la capital arousana

17 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tiempo que las cosas se cogen por los pelos en la Vilagarcía política. Veinte largos años de supremacía socialista, aderezados en su último mandato por su asociación con el BNG, que de alguna forma cerró el paréntesis tal y como lo había abierto, allá por 1991, acababan en el 2011 con la victoria de Tomás Fole y el Partido Popular. La muleta de Ivil rompía entonces los cálculos de la izquierda y facilitaba un gobierno en minoría que pronto se convirtió en coalición de mayoría absoluta, gracias a la marcha de José Luis Rivera al Senado y a la llegada de Cholo Dorgambide, uno de los grandes animadores del mandato, a la disciplina conservadora. Hasta el más despistado hubiese augurado, con semejantes mimbres a mano, una larga permanencia de la gaviota en los sillones de Ravella. Sin embargo, contra todo pronóstico, la tercera ciudad de la provincia de Pontevedra es, hoy por hoy, a tiro de una semana de las votaciones, territorio electoral abierto. Al alcance de un pacto por la zurda que, si las huestes de Tomás Fole no lo impiden, convertiría el retorno de la derecha en una anécdota, una nota a pie de página, un paréntesis consumido en registros dignos de un plusmarquista a la inversa.

La apuesta popular tiene nombres y apellidos. Tomás Fole se enfrenta a la suerte de las urnas como a un espejo en el que todo lo bueno y lo malo parte de sí mismo. La continuidad con las líneas trazadas a lo largo del primer mandato conservador en 20 años es su principal apuesta. El tren acaba de pasar ante la puerta, y a él se sube el candidato a la reelección para defender las buenas conexiones de Vilagarcía y su red de comunicaciones. El PXOM, llamado hace meses a una revisión que por el momento permanece congelada, es motivo de oportunidades de empleo para el PP, con la vista puesta en el siguiente mandato. Al igual que el aprovechamiento de las inversiones que ronden la ciudad: «No podemos dar un vuelco a la economía local poniéndonos en contra de nuevas inversiones generadoras de empleo», razonan los populares con intencionalidad obvia. Fexdega y su teórica versatilidad, asentada sobre el deporte y eventos como la gala de Panorama, militan también en su particular causa. Al igual que la ocupación de locales vacíos o la compatibilidad de dos modelos comerciales que marca una línea roja tras la que se sitúan todos sus rivales, que reniegan de tales planteamientos.

En ello se emplea a fondo el candidato socialista, Alberto Varela, que al tiempo que defiende la voluntad de mayoría de su partido abre líneas que poder estrechar desde perspectivas de mayor contundencia. El PXOM como herramienta a recuperar tras el abandono de cuatro años, el pasado reciente como demostración de que pararle los pies a las grandes superficies comerciales es posible, la definición de una playa con propuestas concretas, como la demolición del piorno hoy conocido como CIRA, Cortegada como símbolo o la corrección del asunto Fexdega, abonado el recinto a las lesiones deportivas y los fracasos comerciales de uno y otro lado, son algunas de las banderas del puño y la rosa. «No se puede deshacer lo andado cada cuatro años, pero será necesario apostar y hacerlo correctamente». El complejo de A Maroma como metáfora.

Funciona, en el BNG, un sentimiento de ciclo interrumpido. En Promoción Económica, con la reforma de la plaza de abastos o las rutas de senderismo abandonadas al poco de ser trazadas. En política social, en humanización de los entornos urbanos y potenciación del patrimonio, como aquellos petroglifos que, descubiertos por el fuego en el 2006, continúan durmiendo el sueño de los justos tras ser sepultados de nuevo por la maleza. La restitución ferial de Fexdega es otro de los puntos que, sin renunciar a la compatibilidad con los eventos deportivos, abrazan los nacionalistas que hoy lidera María Villaronga después del proceso de absoluta reformulación al que el Bloque se ha visto expuesto. El espejo de Pontevedra ejerce un encanto particular. Puestos a ello, «o primeiro que hai que facer coa praia, da que tanto se fala, é sanear as súas augas». Un ejemplo que también se diría metafórico.

Hubo un momento, en la historia reciente de la política vilagarciana, en el que Esquerda Unida se propuso recuperar la posición clave que el PCE ocupó en los albores de la restitución democrática. Liderada por Jesús López, la coalición busca protagonizar un arreón cuyos objetivos son el gobierno local y la alcaldía. Hay cosas e ideas en las que pensar. Como el referendo popular en caso de que nadie tenga la suficiente lucidez como para darle un futuro a Fexdega y sus gastos de mantenimiento se conviertan en una losa para el Concello. O la potenciación del cooperativismo entre trabajadores. «La gente de Alfageme o Cuca que siguen aquí y saben hacer las cosas tan bien o mejor que cualquier otra conservera, por qué no reciben un respaldo para seguir trabajando», se pregunta el presidente del comité de Lantero, con experiencia en las organizaciones de trabajadores con intereses en común.

El sector primario, insiste Gaspar González desde Somos Maioría, también es fuente no solo de riqueza, sino de redistribución de esa misma riqueza. Contratos que incluyan cláusulas sociales por parte del empresario y un tejido industrial «diverso, moderno e ecolóxico, coa potenciación do patrimonio como punto de atracción turística», las industrias denominadas verdes y la defensa de los sectores propios concretan el mensaje electoral de su candidatura.

El último protagonista del proceso electoral en la capital arousana es José Luis Álvarez Tubío. Entre sus propuestas destaca, por encima de las demás, la creación de una universidad privada cuya sede se instalaría en Vilagarcía. Asegura el candidato de UPyD a la alcaldía de la capital arousana que las negociaciones están en marcha. «Tenemos una ciudad con buenas comunicaciones y suelo empresarial suficiente como para crear empleo», sostiene con convencimiento Tubío. La suya es la única opción que se abre ante el PP de Tomás Fole para poder cerrar un pacto de gobierno. De no obtener representación las siglas de Rosa Díez, que la gaviota siga volando solo parece posible a través de la soledad de la mayoría absoluta, difícil y un poco más gélida sin Ivil.