Alberto Varela tiene a tiro de tripartito el bastón de mando de Vilagarcía

manuel blanco VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Gráfico Vilagarcía

Fole ganaría un edil sobre el Barómetro anterior, pero está lejos de la mayoría absoluta

26 abr 2015 . Actualizado a las 09:32 h.

A falta de un mes para las municipales, Vilagarcía parece estar cerca de asistir a su segundo vuelco político consecutivo. Si hace cuatro años eran los socialistas quienes cedían el bastón de mando a los populares tras veinte años de hegemonía absoluta, ahora podrían ser las huestes del puño y la rosa las que se lo arrebaten a sus contrincantes de la gaviota. Así lo ha vuelto a confirmar la encuesta electoral que Sondaxe ha elaborado para La Voz de Galicia. Ahora bien, para que este escenario se sustancie, Alberto Varela habrá de mostrar todo su poder de seducción, pues su desembarco en Ravella solo será posible si logra materializar un tripartito o, cuando menos, los apoyos de otras dos formaciones el día de la investidura.

A tenor de lo que dice la encuesta, Varela es el hombre de moda de la política vilagarciana. Si en noviembre Sondaxe le concedía a los socialistas cinco actas de concejal, la cifra se ha elevado ahora hasta siete, un resultado que marca distancias con el resto de formaciones progresistas y que avalaría al abogado como eventual aspirante a la alcaldía. Ahora bien, para ello precisará de los apoyos de una Esquerda Unida que, de la mano de Jesús López, conseguiría tres puestos en el pleno de Ravella, un botín suculento pero insuficiente para encabezar una alternativa real de gobierno.

El tercer actor necesario de un eventual pacto progresista sería o bien un BNG en caída libre -pasaría de tres a solo un concejal- o la sorprendente candidatura de Somos Maioría, que ante la retirada de Vilagarcía Pode parece capitalizar ese descontento ciudadano que a nivel nacional nuclea Podemos.

El gran perjudicado en este escenario sería Tomás Fole. El nuevo trabajo demoscópico de Sondaxe incide en una radiografía que ya dibujaba en noviembre pasado: conservar la alcaldía, a día de hoy, parece un objetivo complicado. Los populares retendrían nueve actas de concejal, una menos que hace cuatro años, pero de la corporación desaparece el edil que controlaba Ivil, con lo que el reto de la mayoría absoluta está aún a una distancia considerable al carecer de eventuales socios para sellar un pacto.

Cierto es que Fole gana un concejal en relación con el sondeo de noviembre pasado, pero el análisis detallado de los datos revela que esa novena acta pende de un hilo, pues sostiene por ella una dura pugna con el Bloque, que podría frenar su retroceso si mejorase su resultado el próximo 24 de mayo.

El candidato popular se ve lastrado por un mandato errático y salpicado de conflictos con distintos colectivos, algo que se constata en algunos indicadores de la encuesta, como por ejemplo que apenas cuenta con una intención de voto directa del 16,2 %, un porcentaje inferior al que por ejemplo el CIS concede a un Mariano Rajoy azotado por la sucesión de casos de corrupción en los que se ha visto envuelto el PP.

Un suspenso a la gestión de Fole que contrasta con el aprobado a los líderes de PSOE y EU

Tomás Fole recibió en el 2011 de los vilagarcianos un capital político en forma de confianza. Cuatro años después, la encuesta de Sondaxe revela que el líder popular no ha sabido aprovechar aquel caudal ciudadano proclive al cambio. La percepción de la ciudadanía respecto de su gestión es negativa, y la suspende con una nota de 3,83, ligeramente inferior incluso a la que le daba hace cinco meses.

La valoración de su figura no es mucho más halagüeña, y el suspenso es igualmente notorio, pues apenas recibe una nota de 3,90, la peor de entre los seis aspirantes a la Alcaldía de Vilagarcía. Como consuelo le podría quedar el alto grado de conocimiento en la calle, del 97,6 %, algo por otra parte lógico y consustancial al cargo que ocupa.

La explicación a este mal resultado se puede hallar también en el sondeo. Los vilagarcianos cargan abiertamente contra la política de Fole en materia de impuestos (la nota del 2,92 es muy indicativa del malestar en este ámbito), pero es que también suspenden las políticas relacionadas con la limpieza viaria, la gestión del tráfico o los aparcamientos. No hay ni una sola área de gestión municipal que alcance el 5,5 de nota, lo que evidencia el descontento ya enunciado con la labor del equipo de gobierno de Fole.

Por su parte, la oposición en su conjunto no sale mucho mejor parada, pues recibe una valoración del 3,83, idéntica a la gestión de Fole, si bien en este punto aparecen matices que representan un contratiempo para las expectativas electorales de la formación de la gaviota.

Y es que los que a día de hoy son los principales contrincantes del alcalde para los comicios de mayo parecen tener la estima de los vilagarcianos. Así, por ejemplo, Alberto Varela consigue una nota de 5,47, si bien el grado de conocimiento en la calle sigue siendo un problema para el candidato socialista, pues apenas supera el 41 %. Algo similar le ocurre a Jesús López, quien tiene su mayor hándicap en estas elecciones en el hecho de que apenas dos de cada diez ciudadanos sabrían identificarlo. Eso sí, López es el aspirante mejor valorado de todos (5,67), una calificación sin duda atribuible al gran trabajo que realizó al frente del comité de empresa de Lantero.

Por lo que respecta al resto de candidatos, María Villaronga roza el aprobado (4,96), si bien el grado de conocimiento es bajo (40,5 %), algo muy similar a lo que le ocurre al candidato de Somos Maioría, Gaspar Somoza, quien tiene una nota de 4,69, lastrada por el hecho de que no llegan a dos de cada diez los vilagarcianos que sabrían identificarlo.