La arquitectura de la segunda oportunidad

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTECESURES

Las reformas y la rehabilitación se han convertido en el principal sustento del sector del ladrillo

03 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Según las cuentas de la oficina del ARI de Vilagarcía, en la capital arousana hay unas 1.648 viviendas que necesitan de una rehabilitación más o menos profunda. Con semejante campo de trabajo potencial, no es de extrañar que las reformas y rehabilitaciones se hayan convertido en el principal sostén de arquitectos y constructores: la crisis ha obligado al sector del ladrillo a reorientarse, a especializarse en dar una segunda oportunidad a casas y edificios.

En la Inmobiliaria Mariló (Vilagarcía) saben mucho de eso. En sus anuncios pesa tanto ahora el concepto de construcción de obra nueva como de rehabilitación de edificios que necesitan una puesta a punto. Y es este último capítulo el que, de momento, genera más trabajo. «Es lo que hacemos», explican desde esta empresa. «La crisis también se ha notado en las casas. Llevaban años sin arreglarse y ahora la gente quiere ponerlas a punto», argumentan desde otra firma del sector. Los arquitectos también comparten esa tesis. «El poco trabajo que va habiendo es casi todo de rehabilitación», indica Manuel Abelleira, presidente del Colegio de Arquitectos de Pontevedra.

En cualquier caso, más allá de proyectos más o menos sencillos y de recuperaciones de casas unifamiliares, no es fácil encontrarse con rehabilitaciones de gran envergadura. «Nestes momentos, temos xa serios problemas para conseguir que os propietarios de determinados inmobles tomen sequera medidas de seguridade básica, imaxínate para restaurar», explica la alcaldesa de Pontecesures, Cecilia Tarela.

El ruinoso edificio de O Castro

El problema no es exclusivo de su ayuntamiento. El Concello de Vilagarcía anunció ayer que va a acometer las obras de apeo, estabilización de fachadas, consolidación de la cubierta y limpieza de la casa de la plaza de Martín Abal. La decisión «é posible despois de que o xulgado desestimou as medidas cautelares que pedía a actual propiedade do edificio». Los trabajos que se van a acometer han sido proyectados por los servicios técnicos municipales, y cuentan ya con la correspondiente autorización de Patrimonio. La actuación consumirá unos 65.000 euros. Esa cifra «se sumará aos máis de 60.000 euros que a propiedade acumula xa como débeda polas sancións impostas e a ocupación da vía pública».

En todo caso, la capital arousana depara dos buenas noticias en lo que a recuperación del patrimonio arquitectónico se refiere. La primera señal la encontramos a las mismas puertas de la Plaza de Galicia, en el hermoso edificio ocupado hasta no hace mucho por la droguería Salgado. En ese inmueble se cumple eso de que, para dar una nueva vida a un edificio antiguo, es necesario tiempo y paciencia. Carlos Berride es el arquitecto responsable de este proyecto, que consiste en recuperar el edificio manteniendo la fachada tal y como siempre ha sido. «Si no se ha conservado nada más, es porque había dudas sobre la seguridad de algunos elementos. Y en esto, como en todo, prima la seguridad ante cualquier otra cosa», explica. Cuando los obreros terminen con los trabajos y se descorra el telón, la vieja fachada volverá a brillar en el callejero de Vilagarcía. «Hay un montón de edificios en la ciudad que merecerían una intervención a conciencia», dice Berride.

Muchos de esos edificios no han sido restaurados por problemas de propiedad. El minifundismo también llega a las herencias y, desde ahí, a los inmuebles. Y las cosas de familia, ya se saben, suelen ser difíciles de gestionar. Eso fue lo que hizo que, durante algunos años, el edificio del Doutor Tourón, en plena plaza de España, fuese una esquina gris y ajada. Ahora, una parte de los herederos se han hecho con el conjunto de la propiedad y han puesto en marcha un ambicioso proyecto de restauración. «Esto que estamos haciendo es una auténtica locura», explica Juan Sainz. El edificio, señala, está siendo transformado en un conjunto de viviendas de calidad extrema. «Digamos que es una apuesta por el lujo y por las mejores calidades. Es un tipo de vivienda que está fuera del mercado. A ver si encontramos cuatro locos que las quieran comprar, o si no, como esto es una cosa de familia, nos quedaremos con ellas. Lo que no tendría sentido es que hiciésemos viviendas convencionales, porque de eso el mercado ya está saturado», señala este hombre, vinculado desde hace años al mundo de la construcción.