El águila pescadora escapa del Umia

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

O GROVE

CSIC

La falta de postes donde posarse hace que esta especie vuele a otros humedales

15 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mas de veinticinco ornitólogos recorrieron ayer los humedales gallegos en busca de águilas pescadoras coordinados por la Sociedade Galega de Ornitoloxía (SGO), que colabora con la elaboración de un censo ibérico de esta especie promovido por la Fundación Migres.

En la desembocadura del Umia, el encargado de otear al horizonte con los prismáticos en busca de esta ave rapaz es Xurxo Piñeiro. En el avistamiento que realizó ayer en Castrelo (Cambados) no hubo suerte, se lo esperaba, porque no es fácil encontrar esta especie en esta época del año en el complejo intermareal Umia-O Grove. Las águilas procedentes del norte de Europa en dirección a África atraviesan este espacio de forma fugaz, y casi siempre en el otoño. El clima es propicio y hay alimento abundante, pero las águilas no se sienten seguras, explica el experto.

Para descansar y buscar sus presas precisan puntos altos y descampados donde posarse -los árboles no les sirven porque tienen ramas y hojas- y en el Umia no los encuentran. Hace años utilizaban un poste eléctrico en desuso y, algo tan simple, ayudaba a que las águilas quedasen más tiempo por estas aguas. Pero el poste desapareció, y con él, las aves, que prefieren seguir vuelo hacia Andalucía y Canarias.

El hacking o cría campestre que se está realizando en Andalucía y en el País Vasco, con el fin de asentar poblaciones de águilas, son palabras mayores, pero lo que sí es factible, opina Xurxo Piñeiro, es colocar una serie de postes que hagan la función de árboles secos a lo largo de la desembocadura para que estas aves encuentren un hogar y se queden a hibernar. Este vecino de Sanxenxo ya ha propuesto la idea a la dirección de SGO en Pontevedra con el fin de que se la trasladen a la Consellería de Medio Ambiente, que es el organismo que tiene que autorizar y financiar la actuación.

Entre tanto, Xurxo y demás amantes de la ornitología tendrán que conformarse con ver águilas pescadoras de forma esporádica. El año pasado logró avistar dos de las tres que están documentadas en la ensenada del Umia, y seguirá buscando.

Esta especie se ha extinguido en muchos lugares por la acción del hombre. En el Reino Unido, por ejemplo, a finales de la década de los cincuenta quedaba una sola pareja en un lago escocés. Hoy, gracias a un plan de recuperación y al esfuerzo de miles de voluntarios, las islas británicas albergan entre 250 y 300 parejas, según los datos de que dispone SGO. La Fundación Migres logró la reintroducción de esta especie como reproductora en Andalucía, y en Cabo San Vicente (Portugal) también han conseguido recuperar las poblaciones que antes eran habituales.

Piñeiro es de los que opina que el águila pescadora podría actuar como un reclamo para el turismo ornitológico que tanto éxito tiene en el norte de Europa. Pone como ejemplo el proyecto llevado a cabo en el Reino Unido con el milano real, que atrajo a multitud de aficionados y acabó insuflando miles de libras a la región, explica. En O Grove hace años que tratan de hacerse un hueco en los itinerarios del turismo ornitológico a cuenta de la cantidad y variedad de aves que alberga la ensenada de O Bao. Las más abundantes son las limícolas, las garzas y los cormoranes, pero este espacio ofrece las condiciones para captar a otras especies. La recuperación del chorlitejo en A Lanzada es un ejemplo de ello y el águila pescadora podría ser la próxima.