Tres grupos de trapicheros llegan a la Audiencia, diez años después de su detención

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

O GROVE

Dos de ellos operaban con regularidad en el municipio meco

29 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue a finales del 2006 cuando la Guardia Civil y la Fiscalía de Pontevedra comenzaron a desentrañar lo que pronto empezaron a considerar una activa red de trapicheros que actuaba en buena parte de la provincia. A medida que fue avanzando la investigación se determinó que podía estar ramificada en media docena de grupos independientes -dos con base en O Grove, otros tantos en el entorno de la ciudad de Pontevedra, uno a caballo de Ribadumia y Meis, y el último en Porriño-, lo que a la postre ha derivado en que se formalice acusación contra más de una veintena de personas.

Se da la circunstancia de que mientras los supuestos integrantes de los dos grupos de O Grove carecían de antecedentes penales en el momento de su arresto, no ocurría lo mismo con el de Ribadumia. Así, el fiscal señala a José Antonio Barcala Doval, quien en la década de los noventa fue condenado a doce años de cárcel tras intervenírsele diecinueve kilos de cocaína y siete de hachís.

Ahora se enfrenta a una petición de cuatro años y medio de cárcel y multa de 32.000 euros. El ministerio público sostiene que «realizaba una labor de distribución (...) de cocaína a pequeña y mediana escala», de tal modo que «previamente convenía telefónicamente con sus compradores acercándose estos a su casa o al bar que regentaba su mujer».

En cuanto a los dos grupos de O Grove, conformados por tres y dos acusados, respectivamente, se les relaciona gracias a los pinchazos de sus teléfonos móviles con la venta de cocaína y de hachís.

A la hora de establecer las peticiones de pena, el fiscal asume que la causa ha permanecido paralizada durante largos períodos de tiempo por «causas imputables solo a la Administración de Justicia, ajenas a los acusados». Se trata de un circunstancia que lleva al ministerio público a aplicar una atenuante de dilaciones indebidas y extraordinarias.

Esto explica que las penas por tráfico de drogas se muevan entre el año de prisión y los cuatro años y medio dependiendo si se estima que trapicheaban con hachís y marihuana -drogas que no causan grave daño a la salud- o si lo hacían con cocaína. De igual modo, también hay a quien se le imputa tenencia ilícita de armas -se le intervinieron 9 katanas, 88 navajas y diversas armas detonadoras-.