La viabilidad de los contenedores subterráneos está bajo sospecha

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

Los contenedores de la plaza de abastos de Vilanova rebosan basura y resultan insuficientes.
Los contenedores de la plaza de abastos de Vilanova rebosan basura y resultan insuficientes. mónica ferreirós< / span>

Muchos concellos renuncian a ellos por el elevado coste de su mantenimiento

23 nov 2015 . Actualizado a las 13:34 h.

El Concello de Noia enterró los miles de euros que invirtió en la colocación de contenedores subterráneos en cuatro puntos de la villa y que desde hace un mes no se utilizan. Ourense, por su parte, no sabe qué hacer con los suyos, pendiente de una auditoría sobre el coste de su reparación. Y en O Morrazo, se fueron retirando poco a poco; los últimos en funcionamiento estaban en Cangas, que hace unos días decidió también prescindir de ellos. Los concellos reconocían que daban más problemas que soluciones.

Son tres ejemplos de lo que está ocurriendo con este sistema que se fue extendiendo hace unos años con la noble intención de impedir el feísmo y la mala imagen que en las calles ofrecen los contenedores tradicionales, sobre todo en los centros urbanos y en los cascos históricos. Pero esos recipientes que depositan la basura en el subsuelo tienen dos problemas; por una parte, la recogida obliga a disponer de un vehículo especial que los vacíe, y por otro, que el sistema de propulsión de la basura se lleva a cabo mediante un mecanismo hidráulico que es fácil que con el uso se averíe, y su reparación es demasiado costosa para las casi siempre adelgazadas arcas municipales.

Ese es el motivo por el que cada día más concellos se están planteando el mantenimiento de estas infraestructuras, dado su elevado coste tanto para las labores de limpieza como para las reparaciones de unas averías que, por lo visto, suelen ser habituales. Baste como ejemplo el caso de Vilagarcía; los recipientes de la plaza de Galicia estuvieron inutilizados varios días por un fallo en el mecanismo, y los de Carril hace más de un año que no funcionan. Su reparación podría costar en torno a los 6.000 euros, y ahora mismo no hay dinero en las arcas para acometer la obra, aunque el concejal de Medio Ambiente, Lino Mouriño, asegura que la partida irá en los presupuestos del año que viene. Justamente hace unos días, Ravella, junto con las empresas Contucho e Insua, acometieron la limpieza de los que hay en el casco urbano, en Carril y en Vilaxoán.

Agua de mar

Como otros ayuntamientos gallegos, también O Grove prescindió de su uso. Lo decidió hace un año el anterior concejal de Limpieza, Fredi Bea. Una de las tres instalaciones que había en la villa, la de Beiramar -con un coste de 40.000 euros- solo estuvo operativa un año. Le entraba el agua del mar y estropeó el mecanismo. En cuanto a los otros dos, eran suficientes y escasamente operativos para las necesidades de la población.

Algo similar ocurre en Vilanova. Detrás de la plaza de abastos se colocaron unos recipientes que están en estado lamentable, a rebosar de desperdicios. A su lado, el Concello ha tenido que colocar contenedores corrientes, porque los subterráneos se hacían insuficientes para la basura que se generaba.

Solo Cambados sigue apostando por este sistema, manteniendo así el espíritu original con el que fueron creados y que casa bien con un cuidado casco histórico como es el de la villa del albariño. Los tiene en cuatro puntos de la ciudad; en O Pombal, en la calle Infantas, en San Francisco y en el entronque de la calle Real y San Francisco. El nuevo gobierno local asegura que las averías que tuvieron no fueron importantes y asumibles para las arcas municipales. De hecho, ante la demanda de los vecinos, tiene previsto colocarlos también en Rúa Nova y Curros Enríquez.

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