En los tiempos que corren es mucho más peligroso un virus en el ordenador que una epidemia de gripe. Un estornudo en un sistema operativo es todo un drama y las formas de contagio, múltiples. No hay mejor cebo que la sensación de culpabilidad, la amenaza del escarnio público, y para eso el mejor anzuelo es el porno. Las páginas de contenido para adultos son lugar frecuente de amenazas, según advierten desde los servicios de seguridad. Un aviso con una amenaza de multa y hasta, a veces, con una captura de la webcam del incauto es uno de los métodos habituales de extorsión.
La lista de amenazas es tan extensa como actualizada cada dos por tres: malware, pharming, phinsig... No hay tregua. Cualquier despiste puede abrir las puertas de nuestros ordenadores. Incluso tirar el recibo de un pago con tarjeta puede ser fatal. Alguien lo puede recoger y hacer un duplicado. Hubo quien, según aseguró la policía en diciembre, se dedicó durante unas semanas a pasear en coche con la gasolinas gratis.
El ataque a Meis
Los ataques son prácticamente continuos y afectan tanto a empresas y particulares como a organismos públicos. En noviembre pasado, el Concello de Meis fue uno de los afectados. Un pirata informático consiguió acceder a información municipal donde figuraba documentación de vecinos de la localidad y hubo que tramitar la denuncia correspondiente a la Guardia Civil. El sistema fue el mismo de siempre: lo que parecía un error del sistema acabó derivando en la amenaza de desaparición de los datos. Afortunadamente, la mayoría de la información encriptada pudo recuperarse sin mayores problemas. Otra lección que conviene no olvidar.