La impugnación del sindicato Unións Agrarias ha conseguido que las elecciones al consello regulador Rías Baixas se tengan que repetir, aunque únicamente entre el colectivo de grandes viticultores correspondiente a la mesa de Meaño. Fue en ella donde el domingo se contabilizaron nueve papeletas cuando el número de electores se limita a siete. Obviamente alguien depositó dos votos de más en la urna, por lo que su anulación estaba cantada. Los nuevos comicios tendrán lugar el domingo, pero la controversia acerca de este punto podría ir mucho más allá.
La central entiende que, en realidad, las elecciones debería celebrarse de nuevo para el conjunto de los grandes viticultores, en los que, de hecho, esas dos papeletas pueden hacer bailar una vocalía.
Una vocalía en juego
Tres candidaturas concurren en el colectivo de grandes viticultores. La que más apoyos obtuvo el domingo fue la Asociación Agraria Galega, los antiguos Xóvenes Agricultores, a gran distancia de sus dos competidoras, la Asociación Profesional de Viticultores de Rías Baixas y la propia Unións Agrarias. Ambas se disputan una vocalía, que la primera obtuvo por un estrecho margen: dos papeletas, precisamente la cifra de votos fraudulentos que fueron localizados en la mesa de Meaño.
El sindicato cree que los electores de la asociación agraria galega en Meaño podrían ahora votar a la asociación profesional, de orientación afín, para garantizar su representación en detrimento de Unións Agrarias. De ahí que pidan la repetición general de las elecciones.