Fallece en una cárcel gaditana el sicario del crimen del molino

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MEAÑO

Patrice Louis cumplía 37 años por el asesinato de los primos Feijoo

29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Patrice Louis Marie Muñoz, el sicario que en noviembre del 2005 ejecutó a los primos Feijoo en lo que se denominó el crimen del molino, ha fallecido en la prisión gaditana de Botafuego. Por el momento, no han trascendido las circunstancias concretas del óbito, que se habría producido hace escasos días.

Aunque todos lo consideraban francés, realmente Patrice Louis había nacido en la localidad alemana de Rottweil. Su muerte se ha producido cuando aún no había ni cumplido un tercio de los 37 años y 3 meses que le impuso en junio del 2009 la Audiencia de Pontevedra por el doble asesinato. En la resolución, posteriormente confirmada por el Supremo, se le impusieron veintiocho años por dos asesinatos, siete por el secuestro de las víctimas -detención ilegal-, año y medio por robo con violencia y nueve meses por daños.

Los magistrados de la ciudad del Lérez entendieron, a la hora de cuantificar estas penas, que debían aplicar una atenuante muy cualificada de colaboración con la Justicia. Durante la vista oral confesó ser el primer tirador en el crimen, al tiempo que señaló al vasco José Manuel González Lacunza como la segunda persona que apretó el gatillo. «Creo que Lacunza disparó para asegurarse de que estaban muertos», llegó a señalar entonces.

El próximo 28 de noviembre se cumplirá el décimo aniversario de unos asesinatos que conmocionaron a la sociedad cambadesa. Las muertes de Ricardo y José Ángel Feijoo comenzaron a fraguarse cuando ambos pistoleros, acompañados por otras personas, abordaron a ambos primos en el puente de Castrelo y los obligaron a introducirse en un Seat Ibiza y en el Volkswagen Golf propiedad de la primera víctima.

De hecho, la comitiva se desplazó, acto seguido, hasta la vivienda de este último, donde lo conminaron a abrir la caja fuerte, con lo que se pudieron hacer con un botín estimado de entre cinco y seis mil euros. Su esposa observó a Ricardo «tirado en el suelo, con la manos atadas y cinta en la boca».

Sería la última vez que lo viera con vida. Nada más abandonar la casa, los verdugos condujeron a los primos hasta un molino abandonado de Meaño. Tres impactos de bala del calibre nueve milímetros, «mortales de necesidad», según los forenses, alcanzaron a cada una de las víctimas.

Consumado el doble crimen, los sicarios rociaron con gasolina los cadáveres y el Golf, y les prendieron fuego. La historia se repetiría en la localidad portuguesa de Valença do Miño con el Seat Ibiza.

¿Quién disparó? Es una pregunta que la Audiencia consideró irrelevante, ya que entiende que tanto Patrice Louis como González Lacunza estaban presentes en el momento de los asesinatos.

En cuanto al posible móvil, Patrice Louis mantuvo durante el juicio que, en el trasfondo del doble crimen, se ocultaba un supuesto ajuste de cuentas vinculado con la sustracción de media tonelada de cocaína, así como con una presunta deuda de entre tres y cuatro millones.

No sería esta la última vez que el alemán tuviera que sentarse en un banquillo. Así, hace dos años, volvió a ser condenado por un magistrado pontevedrés, en este caso, a un año de cárcel por las amenazas de muerte que, en su día, profirió contra el fiscal jefe Juan Carlos Aladro.