«No siempre se acepta bien que la mujer represente a la unidad familiar»

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

En su opinión, al colectivo femenino debería tener más confianza en sí mismo y creer en sus posibilidades

28 abr 2017 . Actualizado a las 13:30 h.

El porcentaje de mujeres que presiden una cooperativa en Galicia es ridículo, si se compara con la elevada presencia que el colectivo femenino tiene en este tipo de empresas. Pero en Condes de Albarei han conseguido ser una de esas excepciones. Quizás porque llevan años organizando cursos para animar a las mujeres a sumarse a los cargos directivos. «Es necesario el empoderamiento de la mujer para que adquiera confianza y fuerza y con eso impulsar cambios positivos en la cooperativa», explica su presidenta, Dolores Calvo.

-A pesar de que las mujeres son mayoría entre las socias de las cooperativas muy pocas consiguen llegar a cargos de dirección. ¿A qué cree que se debe?

-Desempeñar cargos de dirección requiere mucha dedicación, teniendo en cuenta que, tradicionalmente, las mujeres asumimos más responsabilidades familiares, como el cuidado de los hijos, la disponibilidad es menor y se priorizan otras facetas ocupacionales. Por otro lado, socialmente, no siempre se acepta bien que la mujer represente a la unidad familiar en la cooperativa y es el hombre quien participa en la toma de decisiones..

­-¿Es cosa de la sociedad o de que a las mujeres todavía les cuesta dar el paso?

-Ambas. Aunque la sociedad ha evolucionado positivamente y se han derribado muchos muros, sigue habiendo condicionantes sociales; pero quizás nos encontramos más con barreras personales que hay que superar, como la falta de confianza, que no de capacidad, la baja autoestima, el creer en nosotras mismas y en nuestras posibilidades.

-¿Cómo se decidió usted a dar el paso? ¿Está siendo una experiencia satisfactoria?

-Llevaba ocho años formando parte del consejo rector, conociendo el funcionamiento, participando en la toma de decisiones y trabajando en equipo con los compañeros. Cuando el presidente Guillermo Rodríguez decidió no presentarse a la reelección, consideré que por responsabilidad debía hacerlo alguien que ya formase parte del consejo, y como mis compañeros no se animaron, decidí dar un paso al frente y hacerlo yo. Por supuesto, contando con su apoyo y sabiendo que tenía detrás un equipo extraordinario, tanto en el consejo rector como entre los trabajadores de la cooperativa. Está siendo una experiencia muy enriquecedora a nivel personal, un proyecto muy ilusionante cargado de retos a superar cada día, una vivencia que te pone a prueba constantemente y que sale adelante porque detrás hay una sociedad trabajadora, sacrificada, solidaria, que cree en el esfuerzo compartido; hay un equipo humano entregado, profesional, implicado y comprometido, dispuesto a superar los desafíos.

-Dirigir una empresa nunca es fácil. ¿Y una cooperativa?

-Dirigir una cooperativa es más complicado por varias razones. La toma de decisiones es muy lenta, porque las propuestas del consejo rector tienen que pasar por la asamblea general, que es el máximo órgano de decisión. Por otro lado, alcanzar un consenso entre trescientas o cuatrocientas personas no es tarea fácil. Aunque se persiguen objetivos comunes, a veces los intereses de la empresa chocan con los particulares de cada socio. Es fundamental tener claro que los intereses de la cooperativa tienen que prevalecer sobre los individuales. Se pueden tener iniciativas, pero es todo un reto conseguir transmitirlas a tantos socios.

-¿Qué es lo que más le gusta de la presidencia?

-Lo que más me gusta es el factor humano, la relación con socios, trabajadores y compañeros. Trabajar en equipo para la consecución de unos objetivos comunes. Formar parte de una cadena unida donde cada eslabón es el apoyo y el soporte del siguiente, formar parte de un todo para superarse cada día.

«Lo que más me gusta es el facctor humano; formar parte de una cadena unida»