Si el caso de Carril clamaba al cielo, qué decir del pabellón del instituto Ramón Cabanillas, en Cambados. No es habitual encontrar una secuencia de despropósitos como la que se ha desarrollado en las instalaciones. Pese a que su titular es la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, el anterior gobierno de la Diputación de Pontevedra decidió en el 2015 invertir de sus propios fondos 400.000 euros en una actuación de gran envergadura para poner la estructura deportiva a punto: se construyó un graderío, se sustituyó la pista y se dotó al inmueble de un nuevo y lucido revestimiento. Lo que no se hizo fue lo más fundamental: actuar en la cubierta para evitar que la lluvia continuase filtrándose en su interior, arruinando así tanta novedad.
El problema se detectó en agosto del año pasado y alcanzó toda su intensidad en octubre, cuando la llegada de la temporada de lluvias convirtió el pabellón en un charco en el que resultaba poco menos que imposible impartir clases de Educación Física.
El penúltimo capítulo
Los actuales responsables de la Diputación montaron en cólera, con su presidenta, la socialista Carmela Silva, a la cabeza. El gobierno cuatripartito de Cambados tampoco daba crédito a lo ocurrido. A la empresa a la que el equipo de Rafael Louzán encargó los trabajos se le exigió que reparase la techumbre. Algo en lo que coincidió incluso el portavoz municipal del PP, Luis Aragunde. Ahora, Educación acaba de escribir el penúltimo capítulo de este melodrama al adjudicar a Construcciones Abal el cambio de la cubierta y la mejora de su iluminación: 200.000 euros más.