El mecánico cambadés en el pelotón de La Vuelta

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

P.CHAPELA

Vencedor de 142 carreras como deportista, fue el oficio familiar el que le acabó abriendo la puerta al profesionalismo

23 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos masajistas, su compañero José Manuel Alonso Condesa y un ourensano del Astana, y Genaro Prego, con el que comparte ocupación en la nómina de mecánicos del Caja Rural navarro. Al cambadés Modesto Sánchez Losada (5 de junio de 1954) le salen cuatro gallegos en su repaso a los 22 equipos que desde el pasado sábado ruedan en La Vuelta a España, que ayer cubría el trayecto entre Marín y O Ézaro. Una cuenta que a falta de corredores se centra en esa brigada de profesionales dentro del gran pelotón que se ocupan de que nada falle para dejar que los deportistas se limiten a exprimir sus monturas, cuidando con esmero sus máquinas y los motores que las impulsan.

«Hai catro anos chamáronme do Caja Rural para La Vuelta. Había alí dous mecánicos que estiveran comigo no Xacobeo, Citoula e Genaro, e recomendáronme», recuerda Modesto. Y si bien la oferta no llegó a tiempo para vivir desde dentro del gran pelotón la histórica salida desde una batea en el puerto de Vilanova, tras su incorporación pocas jornadas después en la edición del 2013 se convirtió en fijo en el equipo de apoyo de la escuadra navarra en cada ronda hispana, en la que se toma un receso de sus labores en el Spol.

Con su hijo Ángel entre los hoy contados corredores profesionales gallegos, Modesto forma en la segunda generación de una de las estirpes coautoras de la intrahistoria del ciclismo de nuestra comunidad, con sus nueve tíos y su padre, Modesto Sánchez Alba, Teto, entre los pioneros. Los dos mayores, señala, llegando a disputar La Vuelta en la primera mitad del Siglo XX. Los diez, además, «tiñan talleres de bicicletas». «Eu», afirma, «nacín nun taller de bicicletas». Y de lo aprendido en él de uno de los grandes artesanos del mundillo en España en los 60 y 70 -«comecei a axudarlle a meu pai con 12 anos»- acabó viviendo Modesto la mayor parte de su vida después de quedarse a las puertas del gran pelotón como ciclista.

La oportunidad perdida del Teka

«Con 8 anos corrín a miña primeira carreira, en Pontevedra, e gañeina. Retireime con 35 e con 142 triunfos». Formado en la escuela que dirigía su padre, el esprínter empezó a crecer en el Spol de Porriño con 16 años para dar el salto al mítico Teka Santander con 20. «Botei un ano. Pero logo tocoume ir á mili, e á volta cambiara o director e o equipo fixérase profesional. Alí gañara polo menos quince carreiras. Penso que de non ter ido entón á mili tería sido profesional, porque era moi ben visto no Teka», lamenta el mecánico.

Secado el pozo cántabro, Modesto Sánchez se enroló en el Cesantesa Riego Lomba, el puntero equipo aficionado dirigido por su padre Teto, y en el que coincidió con Álvaro Pino como compañero. Y sería su «amigo íntimo», más de 20 años después como responsable del Xacobeo, quien le permitió quitarse «a espiña cravada» de no formar parte del gran pelotón. Invitándolo a dejar el almacén de otro de sus amigos, el también exciclista y expresidente del Pontevedra Nino Mirón, en el que trabajaba tras tener que cerrar el taller heredado de su padre cuando su apuesta por ampliar el negocio al mundo de las motos salió mal. Era el 2006, y enrolarse como mecánico en el Xacobeo «foi algo soñado. Un Giro, catro Vueltas, Turquía, Chihuahua, San Luis, Polonia, Eslovenia, Portugal... Foi unha das épocas máis felices da miña vida. Ver correndo a meu fillo en cadetes e pensar que había un futuro para el» y tantos otros valores en Galicia. Por ello no entiende «como as institucións públicas teñen tanto diñeiro para outros deportes e non 700.000 euros para un equipo continental galego».

Y aunque habla de placer, lo suyo es en primera instancia un trabajo. Y exigente por lo que se escucha a Modesto: «Durante a Vuelta erguémonos sobre as 7.30 para darlles aire a todas as bicis e revisalas ben. Son 36. As nove de carreira, outras tantas de reposto no primeiro coche e nove máis no segundo, ademais das cabras da crono. Temos que deixar todo listo nos vehículos, e despois, mentres uns van detrás do pelotón, outros imos co avituallamento preparado aos puntos de entrega. E ao rematar, para o hotel a lavar as bicis, cinco turismos e os dous buses do equipo». Así las cosas, «no ciclismo o tempo está moi medido. Ten que haber unha sincronización especial, que non se ve na T.V., porque se non falla todo».

Del duelo a un año de felicidad

Modesto viene de un durísimo 2015. A finales de octubre su hijo Ángel, que no llegó a conocer al tío del que le viene el nombre al fallecer con 21 años volviendo de correr una carrera en Valladolid, era embestido por un turismo entrenándose, tras cerrar con notable rendimiento su primer año como profesional apadrinado hoy y desde chaval por el dos veces campeón de la Volta a Portugal y amigo de la familia Gustavo César Veloso. La cosa quedó en un susto, pero dos semanas después el patriarca, Teto, «meu pai, meu director, meu amigo, meu todo», fallecía.

El 19 de junio, el día que Cambados le tributaba homenaje a Teto, Ángel levantaba un dedo hacia el cielo dedicándole su primera victoria como profesional en la meta del Memorial Bruno Neves. «Foi algo indescritible», exclama Modesto. Ahora confía en la calidad de su hijo para vivir con el tiempo a través de él lo que pretende seguir experimentando como mecánico en el gran pelotón «mentres poida e o corpo aguante».

Desde el 2006 el arousano acumula ocho años en el gran pelotón, los cuatro en el equipo de apoyo del Xacobeo y los cuatro últimos contratado por la escuadra navarra para la ronda hispana

«Nacín nun taller de bicis», y hoy goza de los primeros grandes pasos de su hijo Ángel junto a Veloso