«Necesitamos da política para facer paisaxe», dijo en la entrega del premio Fundación Manolo Paz
11 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«En Santiago falta, conselleiro, unha gran obra de Manolo Paz». Son palabras del exalcalde de Compostela, Xerardo Estévez, pronunciadas ayer ante el titular de Cultura, Román Rodríguez, y el propio artista durante el acto de entrega del premio Fundación Manolo Paz, que recibió en Castrelo (Cambados). Las piedras hechas arte del escultor cambadés están en Estados Unidos, en Japón, en Alemania, en Bélgica y, por supuesto, en España, pero la capital de Galicia se le resiste. Estévez cree que es hora de saldar esta y otras deudas que existen con el paisaje gallego, «o que os nosos pais coidaron e cambiamos polo benestar», indicó. «A clave é o manexo da topografía e iso foi o que fixo Manolo nesta fundación».
Xerardo Estévez reivindica una legislación que contribuya a cuidar el entorno natural que tantas agresiones ha sufrido. «Necesitamos da política para facer paisaxe». Y si habló tanto de esta cuestión es porque de paisaje y de arquitectura se habló también ayer en las jornadas organizadas por la Fundación Manolo Paz.
Por su parte, el conselleiro de Cultura tampoco dejó de mencionar el ejemplo que supone esta fundación a la hora de conciliar arte y naturaleza. «É difícil saber que é máis fermoso, se as obras de Manolo Pazo oua natureza. Parece que estamos noutro mundo». Y le agradeció a Paz haber escogido su aldea -Quintáns (Castrelo)- para dar forma a la fundación «cando é algo que podía facer en calquera outro sitio do mundo». Pero es que el escultor se siente a gusto y orgulloso en su tierra y por eso decidió montar el taller y su exposición particular -su sueño- en el lugar que le vio nacer, en la desembocadura del río Umia en la ría de Arousa. Un «Encontro» de agua dulce y salada que da título a unas jornadas que han venido para quedarse.
El análisis y debate de arquitectos y artistas darán paso hoy a un programa más lúdico, con una cata dirigida por un sumiller campeón del mundo, Luis Aragunde, una caminata entre pinos y con vistas al mar y la música de jazz de Paco Charlín, inspirada en los menires de Manolo Paz.