«Vinimos por el precio del piso y estamos felices, jamás nos plantearíamos irnos»

m.h. VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

mónica irago

07 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Amancio, de Meaño, y Ana, de Vilanova se iban a casar y querían fijar un lugar de residencia. Pensaron en Cambados, ya que ella trabaja allí. Miraron un piso con las características que ellos querían y les salía por 180.000 euros. Fueron a Barrantes, en Ribadumia, y la diferencia de precio por un inmueble similar era casi escandalosa. Así que empezaron a pensar en que quizás no fuese tan mala idea irse a Barrantes, una por el ahorro y otra porque sus trabajos no les quedaban a demasiada distancia -él trabajaba entonces y todavía lo hace en Pontevedra-. Adquirieron su casa, pasó el tiempo, tuvieron a sus dos hijas y ahora la conclusión es clara: «Vinimos por el precio del piso y estamos felices, jamás nos plantearíamos irnos». Lo dicen los dos y lo demuestra la cara de felicidad de sus niñas. Ellas acuden al colegio público, a actividades extraescolares en su municipio, al campamento de verano... «Los servicios están muy bien, y todo el mundo nos acogió con los brazos abiertos», indica Amancio. Luego, hablan de que para nada se sienten en un término dormitorio, de que hacen vida en Barrantes y están integrados. «En mi caso, yo estoy en la directiva del club de fútbol y mi mujer formó parte de la asociación de padres», señala. Más allá de los servicios y de su implicación social dicen que lo mejor de Barrantes, sin duda, son «los muchos amigos» que tienen.