Abal calla y mantiene la incógnita sobre el futuro político en Cambados

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

José Ramón Abal, concejal alecto de Cambados Pode, ayer durante el juicio.
José Ramón Abal, concejal alecto de Cambados Pode, ayer durante el juicio. mónica ferreirós< / span>

El edil electo de Pode despacha a la prensa con un «xa vos enteraredes»

27 may 2015 . Actualizado a las 12:46 h.

Cambados Pode tiene la llave, pero, por ahora, no abre ninguna puerta. Su concejal electo, José Ramón Abal, sigue deshojando la margarita y no desvela a quién le va a dar la alcaldía el día 13 de junio: o al PP o a una posible coalición con los grupos de izquierda PSOE, BNG y Somos Cambados. El lunes estuvo desaparecido y ayer, a preguntas de los periodistas en los juzgados de Cambados, José Ramón Abal rehuyó contestar a ninguna pregunta. «Xa vos enteraredes», se limitó a decir. Cambados Pode no quiere saber nada con la prensa de modo que habrá que seguir atentamente su Facebook, que es, hasta la fecha, la única plataforma que utiliza para expresarse.

Ayer utilizó esta vía para denunciar que integrantes de su partido están recibiendo «amenazas anónimas» para presionar la firma de un posible pacto de Cambados Pode con Luis Aragunde. «Con ameazas non nos van amedrentar, non van poder con nós», escriben en su muro. Con este escenario, no parece que se den las mejores condiciones para un pacto con los populares, pero en el PP no dan nada por perdido. Aragunde y los suyos tienen una baza a su favor. Cambados Pode está promovida por personas del centro derecha, aunque a la hora de hacer campaña para el 24-M en ningún momento definieron su ideario político. Lo que sí dijeron es que no iban a apoyar a ningún grupo lo cual, si son consecuentes, solo les deja una vía en el pleno de investidura del día 13 de junio: votarse a sí mismos.

Si se diera esta circunstancia, Luis Aragunde repetiría como alcalde por ser la suya, la del PP, la lista más votada en las elecciones del domingo, con ocho de los diecisiete concejales de la corporación. Pero si algo caracteriza a la política es que las palabras se las lleva el viento, de modo que ni el PP ni las fuerzas de izquierda renuncian a dialogar con José Ramón Abal en aras de cerrar un pacto de gobierno antes de que comience el nuevo mandato.

En caso de que Pode se incline por la izquierda, Cambados pasaría a estar regida por un cuatripartito en el que, si se sigue el criterio de número de votos recibidos, tendría que liderar la socialista Fátima Abal en el papel de alcaldesa. PSOE, BNG y Somos ya han dicho que están abiertos a un pacto, pero todo apunta a que Cambados Pode se hará de rogar.

A Abal le llueven mensajes de todos lados. Hasta desde la Torre de San Sadurniño, donde el lunes apareció colgada una pancarta por la cual se instaba a Pode a decantarse por la izquierda. El Concello la retiró y ayer por la mañana ya no estaba.

Cambados Pode denuncia que recibe presiones para pactar con Luis Aragunde

El grupo independiente tiene la llave para dar la alcaldía al PP o a la izquierda

Sobre su altercado con la Guardia Civil: «Siento que haya pasado, fue un malentendido»

José Ramón Abal fue juzgado ayer, acusado de una falta de desobediencia leve a la autoridad por saltarse un control de la Guardia Civil. Los hechos ocurrieron el 10 de abril cuando circulaba en su Mercedes a la altura de la rotonda de Cabanelas. Tres agentes declararon ante la titular del juzgado número 1 de Cambados que Abal se saltó un control de la Guardia Civil en pleno operativo. Según sus testimonios, en primera instancia Abal colaboró con la autoridad, entregándoles la documentación que le pidieron y abriendo el capó. Pero en cuanto uno de los agentes se alejó para coger una manguera con la que tomar muestras del combustible -se trataba de un punto de verificación fiscal de lucha contra el uso fraudulento de gasoil-, Abal arrancó el motor y se fue.

Los agentes le dieron el alto

Los agentes testificaron que Abal abandonó el lugar pese a haberle dado el alto. Por su parte, el acusado alegó que, como quiera que le habían devuelto la documentación, pensó que había acabado el control y que podía irse.

José Ramón Abal, que hasta ayer negó la existencia de ningún incidente con la Guardia Civil, atribuyó lo sucedido a un «malentendido». «Siento que haya pasado esto», añadió.

La defensa pidió la libre absolución frente a la petición del fiscal, consistente en el pago de una multa de 6 euros diarios durante 60 días por una falta de desobediencia a la autoridad. El caso quedó visto para sentencia.