¿Qué hacemos con los patos del río?

Antonio Garrido Viñas
a. garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MARTINA MISER

Vilagarcía es una de las localidades que están bajo vigilancia especial por la gripe aviar, pero nadie parece tener claro de quién es la responsabilidad de las aves de O Con

26 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La noticia saltó hace solo unos días. Siete concellos arousanos (A Illa, Vilanova, Cambados, Ribadumia, Meaño, O Grove y Sanxenxo) fueron clasificados como zonas de especial riesgo, y otros dos (Vilagarcía y Meis) figuran en un listado de 25 localidades de «especial vigilancia» por la amenaza de la gripe aviar. Una circunstancia que obliga, por ejemplo, a que los propietarios de gallineros ubicados en los municipios de especial riesgo deben dirigirse a su concello o a la oficina agraria más próxima para registrar sus animales.

Pero, ¿qué pasa con los patos o las ocas que están, por ejemplo, en el río O Con? Para empezar, Ravella entiende que no son suyos y que, por lo tanto, no tiene mucho que hacer. Las competencias sobre la prevención de la gripe aviar corresponden a Medio Rural, pero desde allí aclaran que no es suya la responsabilidad sobre los animales que campan a sus anchas, sueltos en los cauces de los ríos, y que correspondería a Medio Ambiente. Y, efectivamente, así es. Son sus agentes medioambientales quienes se encargan de vigilar esas zonas pero tampoco parece muy claro -al menos ayer esta Redacción no recibió respuesta al respecto- si existe algún protocolo de actuación una vez que la amenaza de la gripe aviar se cierne sobre los concellos arousanos.

La gripe aviar fue detectada por primera vez el siglo pasado en Italia. Puede afecta a cualquier ave, aunque patos, gallinas y gansos son los más propensos a sufrirla. La alerta surgió ahora de nuevo tras lo sucedido en Cataluña, cuando afectó a varias granjas de aquella zona y provocó cuantiosas pérdidas. El virus solo «excepcionalmente puede transmitirse de las aves al hombre», según explica un documento del Ministerio de Sanidad. Y, para que se produzca, el contagio «requiere un contacto reiterado y próximo con animales enfermos».

El problema que aparece en O Salnés, y de ahí la orden que se publicó en el BOE, es que cuenta con factores de riesgo como la densidad media elevada de aves migratorias en los humedales, el gran número de explotaciones de aves de corral próximas a lugares donde pueden reunirse y la dificultad de evitar suficientemente el contacto con las aves de corral u otras cautivas y especies silvestres. Y parece claro que mucho más contacto pueden tener los patos que moran en O Con sin demasiado control, algunos de ellos salvajes, que los inquilinos de los gallineros.