Cinco mil rostros para no olvidar

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

martina miser

Dos personas son diagnosticadas con alzhéimer cada día en el área sanitaria; la patología va más ágil que los recursos

21 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Conocen el concello de Ponte Caldelas? ¿Y el de A Illa de Arousa? Si los conocen, sabrán que no se trata de sitios de población minúscula, sino que en ellos vive una cantidad considerable de ciudadanos. En torno a cinco mil personas en cada uno. Pues un número idéntico de personas, cinco mil, son los están diagnosticados con alzhéimer en el área sanitaria norte de Pontevedra, que engloba tanto a los municipios de la comarca pontevedresa como de la arousana. Cada año, son 750 nuevos casos. O, lo que es lo mismo, una media de dos personas cada día son diagnosticadas con ese mismo mal; esa dolencia sin cura que empieza por pequeños olvidos y acaba borrando la tarjeta de memoria vital. Hoy, Día Mundial del Alzhéimer, la pregunta está clara: ¿los recursos públicos que hay en la zona para atender a estas personas van igual de ágiles que la patología, avanzan a ese ritmo vertiginoso, o se quedan atrás? Claramente, y pese al esfuerzo de familiares y, en muchos casos, también de la Administración, están a años luz. Así que los enfermos, además de olvidar, a veces también son grandes olvidados.

Pontevedra tiene un centro de día público de atención a personas con esta enfermedad. No es poco, teniendo en cuenta que se cuentan con los dedos de las manos las dependencias autonómicas especializadas en el cuidado de estos pacientes en toda Galicia. Hasta ahí, perfecto. El problema llega cuando uno atraviesa las puertas de ese coqueto y acogedor edificio que aún huele a nuevo. A él acuden 35 personas. Está completo, no hay un solo hueco libre, como confirma el director. Y son muchas las familias que llaman para preguntar si hay plaza. El centro lo gestiona Afapo -la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias de Pontevedra-, que como colectivo tiene otro centro privado donde también están casi al 100 % de ocupación.

Los números de Afapo

Los números de Afapo también dan vértigo. La asociación solo tiene doce años de vida, nació en el 2004. Pero cuenta con 400 asociados, síntoma del avance irrefrenable de la enfermedad. La cantidad de personas a las que hay que atender obligan a buscar recursos por doquier. Hoy mismo, aprovechando la conmemoración del Día del Alzhéimer, el colectivo dispondrá de tres mesas informativas y petitorias en la capital del Lérez, que ubicará en la plaza de A Peregrina, la Glorieta de Compostela y la calle Benito Corbal.

Precisamente, de buscar fondos hasta debajo de las piedras también hablan en la gran referencia en Vilagarcía en el mundo del alzhéimer: Afasal, la asociación de familias en torno a esta enfermedad. Este colectivo no gestiona ningún centro de día público. Pero, ayudado por el hecho de contar con un local municipal a su disposición, sí buscó la fórmula de dar apoyo a los pacientes a unos precios asequibles. ¿Cómo? Con unos talleres que intentan hacerle un quiebro, casi siempre imposible, a la desmemoria. Acuden a ellos 14 personas. El problema es que solamente se hacen en turno de mañana, con lo que cual no son factibles para muchas familias que necesitan que cuiden a sus enfermos al menos ocho horas. A Afasal le gustaría ampliar el horario. Pero es imposible asumir el coste. «Tendríamos que tener más personal, y no podemos pagarlo», indican desde la asociación.

Este año la situación es especialmente peliaguda. Dicen que contaban con una subvención que, de momento, les fue retirada. Y que toca luchar para buscar dinero. Hoy, como ocurrirá en Pontevedra, lo harán a pie de calle. Tendrán una mesa informativa y petitoria en el centro vilagarciano. Buscan, sobre todo, ganar nuevos socios. Actualmente cuentan con 200.

Las trece preguntas

En realidad, entidades como Afapo o Afasal no solo necesitan recursos para cuidar a los enfermos. El alzhéimer es de esos males que obliga a cuidar al cuidador. De ahí que muchas campañas se estén centrando en esta figura. Una de ellas la realiza estos días el Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia pontevedresas. En las boticas se puede realizar un test que, a lo largo de trece preguntas, mide el estrés de quien atiende a una persona dependiente e indica si necesita atención. «¿Tuvo que rechazar un trabajo para cuidar al enfermo?», es una de las cuestiones que incluye. Desde una farmacia pontevedresa y otra de Arousa indicaban que, de momento, nadie se había animado a responder al cuestionario. Pero sí habían preguntado por él. A veces, hasta es difícil poner por escrito lo que uno vive.