La gente que necesitaba Cuxhaven

Rosa Estévez
rosa estévez VILANOVA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

martina miser

La embajada alemana ensalza el papel de los gallegos en el desarrollo de su ciudad, un puerto del Mar del Norte

17 jun 2016 . Actualizado a las 10:55 h.

La crisis ha vuelto a convertir a Galicia en un país emigrante. Por desgracia, no somos nuevos en esto. En los años sesenta y setenta, miles de gallegos necesitaban, también, un lugar al que ir para construir su vida. Muchos de los arousanos que decidieron salir a buscarse la vida pusieron rumbo a Cuxhaven. Una ciudad que también los precisaba a ellos. «En aquellos momentos, Alemania necesitaba mucha mano de obra. Cuxhaven también. El principal puerto del Mar del Norte reclamaba gente que supiese del mar y de la pesca, por eso tanta gente de aquí se instaló entre nosotros». Quien habla es Albrecht Harten, el alcalde de esta ciudad. Él encabeza la embajada de esa ciudad que estos días visita O Salnés, invitada por Vilanova, su municipio hermano.

Con ese grupo también ha llegado hasta aquí el secretario de Estado y viceministro de Ángela Merkel, Enak Ferlemann. Él también alabó ayer el papel que los gallegos -y entre ellos los arousanos- jugaron en la construcción de su ciudad. «Nuestras empresas de pescado siempre apostaron por la calidad, por eso necesitaban gente con los conocimientos que tenían los trabajadores gallegos, que además son gente muy trabajadora, muy responsable».

Aquella xente de fiar, mucha de ella con raíces en la ría de Arousa, encajó a la perfección en el mundo alemán. «Al principio se les llamaba ‘trabajadores invitados’, pero enseguida dejó de ser así, porque se integraron muy bien», dice Albrecht Harten, que lleva 43 años en la corporación municipal. Sin perder sus raíces, los gallegos se integraron en equipos de fútbol y fueron abriéndose puertas «con la misión católica española». Montaron locales de ocio que conquistaban a sus nuevos vecinos, y conquistaban, también, corazones. «Hubo matrimonios hispano-alemanes y a estas alturas, las segundas y terceras generaciones de gallegos en Cuxhaven son alemanes como el resto». Alemanes que trabajan en bancos, o en fábricas, o que regentan restaurantes y tiendas de alimentos. Es el caso de Pepe, el intérprete en nuestra conversación. «Monté una tienda de productos españoles. Al principio venían solo españoles y al final, venían también alemanes a por su chorizo y a por su jamón serrano».

La mezcla resulta perfecta porque los habitantes de esta ciudad del Mar del Norte también han adoptado algunas de nuestras tradiciones. «Es lógico que hayan enraizado algunas costumbres. Por ejemplo, cuando hacemos fiestas también tomamos chorizo a la brasa, sardinas a la brasa, y la gaita también es familiar», dice el viceministro Ferlemann. Él tiene un nexo especial con la comunidad española y gallega, puesto que su padre fue el pediatra que trató «al 80 % de los niños españoles en Cuxhaven».

No es la primera vez que Harten y Ferlemann -que se bregó en política en su ciudad- visitan Arousa. La primera vez que vinieron a vernos, lo reconocen, llegaban cargados de tópicos: sol, playa y ambiente mediterráneo. «Nos quedamos sorprendidos por lo verde que era», dicen. Igual que ahora están sorprendidos «por cómo han cambiado las infraestructuras», por lo moderno que lo encuentran todo.

Seguir descubriendo

Hoy, la embajada alemana visitará Santiago, hasta donde viajarán por el Eje Atlántico de Alta Velocidad para que descubran que los trenes también han cambiado. El grupo germano, en el que hay políticos liberales, socialdemócratas y socialistas, mantendrá una reunión con el conselleiro de Industria. Su agenda incluye, ya el sábado, una visita a A Illa, de donde salieron también muchos emigrantes rumbo a Cuxhaven.

El padre del viceministro Ferlemann era el pediatra preferido por los emigrantes

En las fiestas de la ciudad teutona

no faltan los platos españoles y la gaita «es familiar»