Dos mujeres que van a cambiar el mundo

Rosa Estévez
rosa estévez A ILLA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

Sonia y Charo son de esas personas que están dispuestas a cambiar el mundo. Y conociéndolas, cualquiera diría que lo van a conseguir.
Sonia y Charo son de esas personas que están dispuestas a cambiar el mundo. Y conociéndolas, cualquiera diría que lo van a conseguir. m. irago< / span>

Estas profesoras del IES de A Illa coordinan a un grupo de estudiantes que vigilan la salud de las playas

07 feb 2016 . Actualizado a las 01:13 h.

En la playa de Abilleira crecen, de vez en cuando, repollos. Los planta allí el viento, que roba las semillas de una huerta situada tierra adentro. El repollo, pobre de él, es una metáfora. Una prueba viva de que en A Illa todos los caminos conducen al mar. O vienen de él, que todo depende de dónde nos coloquemos. Esa lección la aprenden pronto los alumnos del instituto de A Illa. Lo hacen gracias a dos de esas profesoras capaces de hacer magia con el tiempo y con los recursos menguantes de la educación pública. Y a un proyecto bautizado como Water Watchers, una iniciativa que surgió hace tres años de la fértil imaginación de Charo Bañobre y Sonia González. «Naceu coma unha actividade do Voz Natura, e funcionou tan ben que xa quedou con nós».

Así que en el instituto de A Illa, los alumnos de tercero y cuarto de la ESO son Water Watchers, que viene siendo una suerte de vigilantes ambientales de las playas de la localidad. Gracias a esta iniciativa, la mitad de los arenales isleños tienen un ángel de la guarda que, periódicamente, acude hasta ellos, evalúa la cantidad de residuos que lo pueblan, y recoge al menos una pequeña muestra de la basura que encuentra para calcular, entre otras cosas, cuánto tiempo tardaría en descomponerse sin dejar rastro. Luego, a través de las redes sociales, comparten sus descubrimientos e informan a todos aquellos que están al otro lado de la pantalla de que hay algo que, como sociedad, estamos haciendo mal, muy mal.

«Os rapaces, moitas veces, pensan que as praias da Illa están limpas. Pero facendo este traballo teñen que mirar ben. E entón empezan a atopar lixo, sobre todo plástico». Entre la arena, las algas o las plantas de las dunas han hallado de todo, hasta la carcasa de un televisor. El ejército invasor es enorme: bastoncillos de limpiarse los oídos, o unas diminutas piezas blancas que «polo que nos dixeron, veñen das depuradoras de augas», o pinchos de las bateas, redes, bolsas, botellas...

El enfado

Cuentan Charo y Sonia que, tras descubrir que sus playas no están tan limpias como parecen, los rapaces reaccionan echándole la culpa «aos de fóra». Sin embargo, «non é así». La culpa es de todos, mal que nos pese. Cuando los rapaces entienden que el envoltorio de caramelo que tiran al suelo en la calle acabará ensuciando el mar, han aprendido una gran lección. «Co paso do tempo, te das de conta de que lles doe ver lixo na praia. Cando ves que se enfadan, que se mosquean, dis, caramba, isto vale a pena», cuentan las profesoras. Y más gratificante es, aún, ver como los rapaces pasan a convertirse en parte de la solución a los problemas medioambientales que nos rodean. Porque, atención, «non vale dicir iso de que nós non podemos facer nada, que a culpa é toda dos políticos. Non. Como persoas individuais algo temos que facer, algo podemos facer».

Y vaya si hacen los alumnos de Charo y Sonia. «Eu sei de rapaces que lles berran aos pais porque non levan bolsas cando van facer a compra, ou porque non reciclan», dicen las profes. Hay, también, los que intentan reducir el consumo de plástico y descubren que es misión imposible ir a la compra y no volver a casa con una carga extra de plástico innecesario. «¡Ata as magdalenas veñen agora en bolsiñas individuais!», recuerdan las profesoras.

Un enemigo de varios tamaños

Y claro, viviendo en un mundo envuelto en plástico, es normal que este acabe formando enormes islas en el mar, o integrándose, como diminutas motas invisibles, en la arena de las playas. Los alumnos del instituto de A Illa -sean water watchers o no- participan con frecuencia en zafarranchos de limpieza organizados por sus profesoras. En ocasiones, son ellos los que proponen a sus maestras «ir limpar a algunha zona», aunque sea a la hora del recreo.

Dentro de unas semanas, los trabajos de limpieza se trasladarán a la joya de la corona de A Illa: el parque de O Carreirón. Sonia y Charo se han liado la manta a la cabeza y han organizado una macro limpieza en la que los alumnos de A Illa estarán acompañados por los estudiantes del Igafa, los del centro Mecos-Bata, los integrantes del colectivo Ao Xeito, Greenpeace, Piragüilla, y el comité científico de Voz Natura. Unos irán con trajes para sumergirse y limpiar los fondos; otros aportarán piraguas para poder «pescar» los plásticos que floten en superficie. Y el resto se desplegará por tierra para intentar borrar todas las malas huellas que el hombre haya podido dejar en el paraíso.