Una lapa exótica invade O Bao

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

Convertidas en una auténtica plaga, canaíllas y busanos han sido objeto este verano de una campaña de control que consistió en la retirada de los nidos que forman para su reproducción.
Convertidas en una auténtica plaga, canaíllas y busanos han sido objeto este verano de una campaña de control que consistió en la retirada de los nidos que forman para su reproducción. mónica ferreirós< / span>

La elevada densidad de «crepipatella dilatata» sorprende a los mariscadores

07 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los mariscadores que faenan en la zona de O Bao (A Illa) ya se habían topado antes con la crepipatella dilatata. Aunque esta lapa -que no es propia de estas aguas- no es una desconocida para el sector arousano, en A Illa nunca antes se habían topado con la concentración de ejemplares que han descubierto este año: «Están por todos os lados. Cubren as pedras por completo», señala el presidente del pósito isleño, Juan Rial Millán. Acompaña sus palabras con una colección de imágenes tomadas por algunos mariscadores en las que se puede ver como esta lapa, efectivamente, se convierte en una segunda piel de rocas, de tubos y hasta de las piedras que caracterizan las playas de A Illa. En algunas ocasiones, los ejemplares se superponen, formando varias capas.

Estudio

Esta especie ya figuraba en el estudio de invasoras que se está realizando desde el Cima de Corón, con el objetivo de caracterizar los elementos exóticos presentes en las rías. Según la memoria de dicho estudio correspondiente al año 2013, la crepipatella dilatata está «bastante extendida», tiene una gran capacidad reproductiva, y aparecía, entonces, en «densidades bajas». Podría darse la circunstancia de que, en O Bao, esta especie aparezca mezclada con otra lapa invasora, la crepidula fornicata, que se considera «muy extendida», también en densidades bajas y «en expansión».

En O Grove también tienen constancia de la existencia de esta lapas. Aunque las zonas exteriores de la costa meca siguen libres de estas especies, en la línea que discurre entre la ensenada de O Bao y Meloxo ya está documentada su presencia desde hace algunos años.

Cómo han llegado estas lapas a la ría es una incógnita para la que no hay respuestas absolutas. Aún así, se baraja la posibilidad de que hayan llegado mezcladas con el marisco que se procesa en las depuradoras situadas en los márgenes de la ría, ya que las primeras concentraciones detectadas estaban situadas, precisamente, allí donde había empresas de estas características.

Sí se conocen algunos de sus efectos sobre el entorno. En primer lugar, al ocupar casi sin dejar resquicios las rocas y todas las superficies a su alcance, estas lapas impiden el desarrollo de las especies autóctonas que suelen instalarse en esos lugares.

A esa competición por el espacio a la que se han visto sometidos los animales autóctonos se suma el efecto que las especies exóticas pueden tener sobre otros habitantes de los fondos marinos. Por ejemplo, las vieiras. Estas lapas también se fijan en las conchas de ese marisco, impidiéndoles abrir las valvas con normalidad y limitando su movimiento.

En cualquier caso, las lapas no son las únicas especies nuevas con las que se están encontrando quienes trabajan el mar arousano. Según informa el patrón mayor de A Illa, cada vez son más los marineros que se encuentran en sus aparejos una especie de cangrejos hasta ahora desconocida en estas aguas. Y a estas novedades hay que sumar las que ya se han convertido en viejas conocidas de los profesionales del mar, como la canaílla y el busano, que de momento castigan las zonas marisqueras de O Grove.

Larga lista

La mayoría de ellas han venido a engrosar la ya larga lista de depredadores de marisco que compiten con los mariscadores arousanos. Ouxas, estrellas de mar y caramechas son, desde siempre, un auténtico quebradero de cabeza para el sector. De hecho, las cofradías llevan años desarrollando planes para intentar minimizar el impacto que estos depredadores sobre los bancos de marisco.

otro reto para el sector del mar