El fiscal mantiene la petición de 24 años de cárcel para O Mulo por la coca del Coral I

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Emilio Moldes

Sostiene que es el jefe de una organización criminal

21 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A falta de que hoy intervengan las defensas de los acusados por los 1.245 kilos de cocaína intervenidos a bordo del Coral I en enero del 2015, el fiscal anunció ayer que mantenía su petición inicial de penas para la totalidad de los procesados. De este modo, instó a la Audiencia de Pontevedra a que condene con veinticuatro años de prisión a Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo, castigo que reduce hasta los diecinueve y medio en el caso de lo considera es su mano derecha, Jaime Iván Bolados Geraldo, y el resto de encausados.

En sus conclusiones, el fiscal defendió la instrucción judicial puesta en duda desde prácticamente el minuto uno del juicio por buena parte de las defensas. De este modo, incidió en que la investigación estaba totalmente justificada, como también lo estaba el auto que autorizó los pinchazos telefónicos. En este punto, reseñó que el hecho de que O Mulo emplease distintos ornamentos para disfrazarse y medidas de autoprotección estaba determinado, ya no solo porque se encontraba en situación de búsqueda y captura, sino porque estaría ultimando el transporte de un alijo de cocaína.

En este sentido, y a diferencia de lo sostenido por algunos abogados, no se puede hablar de que exista una conspiración para delinquir por parte de los acusados, sino que se está ante un delito consumado. De hecho, incidió en que la planeadora intervenida en el marco de la operación Visillo, nombre con el que la bautizaron la Policía Nacional y la Agencia Tributaria, estaba preparada y pertrechada: «La estaban exhibiendo y ofreciendo», vino a decir.

De igual modo, incidió en que los responsables de la rama gallega y de la rama colombiana mantuvieron distintos encuentros en el alto de Armenteira, en Meis, con «la finalidad -según refiere el escrito del fiscal- de aprovechar la altura del lugar para entablar comunicaciones de radio con el buque pesquero que, cargado con la cocaína, esperaba en altamar las indicaciones oportunas». «No se van a reuniones con carabinas», remarcó ayer el representante del ministerio público, al tiempo que insistió en que no se trataban de contactos puntuales.

De igual modo, la acusación dedicó una parte de su intervención a argumentar que los sospechosos constituían una organización criminal en cuya cúspide estaría situado Piñeiro Bugallo. «Puede ser el jefe o director de la organización», toda vez que era la persona más experimentada en estas lides y «era el que tomaba las decisiones, decidía los detalles de la concreta operación de narcotráfico a realizar y daba las órdenes específicas».

El ministerio público sostuvo que alternativamente podría tratarse de un grupo criminal, delito que conlleva una menor carga penal, si bien se anunció que, de no apreciarse por parte de la Audiencia, se interpondrá un recurso.

La policía llegó hasta los colombianos a raíz de un secuestro fallido en O Piñeiriño

 

 

Frente a la petición de nulidad de las actuaciones al entender que el auto judicial que autorizó las escuchas no estaba suficientemente motivado, el fiscal, no solo defendió su validez, sino que sostuvo que se llegó a los distintos imputados a través de diferentes medios. En este sentido, explicó que los colombianos asentados en territorio nacional fueron descubiertos a raíz de que la policía fuese alertada, en noviembre del 2014, de un secuestro fallido -otras fuentes apuntaron a un atraco- en la zona de O Piñeiriño, en Vilagarcía.

Inicialmente, del caso se ocuparon agentes de la Comisaría arousana, si bien al tirar del hilo sobre el coche que habrían empleado los dos encapuchados ataron cabos. Tras comunicar sus hallazgos a las unidades antidroga, finalmente fueron estas las que asumieron las pesquisas.

«Explicaciones irracionales»

De igual modo, el fiscal no dudó en tachar de «explicaciones irracionales» algunas de las tesis expuestas por los acusados durante su comparecencia judicial. Así, durante su comparecencia, O Mulo solo quiso contestar a las preguntas de su abogado y lo hizo para negar cualquier implicación en el alijo asegurando se solo le prestó una radio a un amigo para que este pudiera contactar con un barco que, presumiblemente, se encontraba a la deriva sin víveres y combustible.

Insistió en que, en ningún momento, tuvo conocimiento de la carga que transportaba esta embarcación, así como rechazó que hubiese dado alguna instrucción al respecto. Asimismo, sostuvo que no tenía capacidad operativa como para intervenir en una operación de gran calado, argumento que, consecuentemente, la Fiscalía no comparte.