Arte y trabajo manual vuelven a darse la mano en el IES de Valga

m. santaló VALGA / LA VOZ

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Los estudiantes recrearon en acero una de las obras de Maruja Mallo como homenaje a la pintora

07 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Iván Sanmiguel hace una exposición detallada del Surrealismo. Lo hace delante de un público que bien podría ponerle nervioso: sus compañeros del instituto de Valga del cuarto de la ESO y primero de Bachillerato. Pero, la confianza en los conocimientos que posee hace que su traspaso al otro lado del aula vaya sobre ruedas. Sanmiguel fue el encargado de iniciar la explicación que los alumnos de Historia del Arte de segundo de bachillerato ofrecieron sobre el movimiento artístico en el que se encuadra la pintora de Viveiro Maruja Mallo.

Como primero en tomar la palabra, Sanmiguel se encargó de explicar el contexto en el que se desarrolló el Surrealismo. «É fundamental retroceder ata despois da primeira Guerra Mundial para entender a súa aparición», comenzó el joven. Katrina Costa, Candela Lafuente, Olalla Sabeiro, Belén Senín y Carla Castiñeiras le fueron tomando, una a una, el relevo, para hablar de artistas como Salvador Dalí y Frida Kahlo. El plato fuerte fue Maruja Mallo. El hecho de que este año se le haya dedicado el Días das Artes Galegas motivó la realización de esta actividad, en la que las lecciones impartidas por estos seis estudiantes ocuparon solo una parte.

La otra mitad puede verse en el pasillo principal del centro. Mide un metro de alto y algo más de metro y medio de ancho, y cuelga a dos metros sobre el suelo. Se trata de una representación de acero de la «Sorpresa del trigo» realizado por el alumnado de Soldadura. «Trátase dunha reivindicación da ligazón entre o arte e o traballo manual», explica Sanmartín sobre la conexión de ambas partes de la iniciativa desarrollada por la profesora Blanca Rodríguez. Entre ella y Antón Castro, que dirigió los pasos de los estudiantes que pusieron todo su empeño en recrear la pintura de Maruja Mayo, sacaron adelante la actividad.

Para la elaboración de la obra, los jóvenes del IES de Valga tuvieron que afrontar dos dificultades principales: la interpretación de la obra para darle una nueva dimensión y el corte. Para la estructura principal utilizaron la máquina de corte con plasma que compró el instituto el año pasado pero para las espigas tuvieron que recurrir a la técnica manual. En resumen, a los alicates y mucha maña. El resultado, una figura en dorado bizantino, mereció el esfuerzo. Tras soldar los enganches, tocó pintar.

Tanto los alumnos de Soldadura como los de Historia del Arte mostraron mucho interés por la actividad. El por qué lo resumen Sanmartín: «Es la mejor forma de aprender. Por un lado hicimos el trabajo de investigación y, por otro, la parte de exposición».