Una joya del románico que recupera su brillo

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso MEIS / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La restauración de Construcciones Abal permite descubrir policromías en el ábside de la iglesia

19 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es pequeña y se ubica en una parcela situada justo al lado de una carretera general. Quizás por eso para muchos pasa desapercibida. Pero la capilla de Santa María de Mosteiro es una verdadera joya del románico, una iglesia que formaba parte de un monasterio de benedictinos que fue fundado en el siglo X por Don Pelayo González. Hace meses que está en obras, gracias a la inversión de la Diputación de Pontevedra. Y los trabajos realizados por Construcciones Abal le están permitiendo recuperar parte del esplendor que tuvo en otra época. Sus muros lucen limpios como entonces y poco queda ya de los añadidos y reformas que se le hicieron con el paso del tiempo. Las tareas de recuperación han descubierto, incluso, que la iglesia estuvo en otro tiempo policromada. Lo que no ha aparecido es la tercera tumba que, según el historiador pontevedrés Hipólito Sá Bravo, debería existir en este templo. Y eso que se han hecho distintas catas en el interior.

José Abal no es solo el constructor que ejecuta la reforma de la iglesia. Vivió durante muchos años en las inmediaciones y ello, unido a su pasión por coleccionar libros antiguos, le ha llevado a conocer mucha de la historia de este lugar. «El monasterio parece que fue de los templarios», explica mientras lee una de esas publicaciones en las que se detalla que esta era conocida como la iglesia del Mosteiro de Nogueira. Está datada en el año 1100, pero sostiene que la construcción es anterior. «Entonces fue reconstruida, antes del 1100 era de los templarios», añade. Y sus palabras las ratifica Roberto Barreiro, el aparejador del proyecto. «Una de las paredes se vino abajo y fue levantada de nuevo», explica mientras señala la escalera que parecen formar las piedras en uno de los muros. «La otra fue apuntalada porque quedaron piedras en forma de cuña».

Policromías en el interior

La restauración ha incluido una profunda limpieza de todos los muros, retirando el mortero de cemento que se había colocado en obras anteriores. «Es lo peor para la piedra, la degrada. Nosotros lo hemos sustituido por mortero de cal, que es menos invasivo», explica. Fue precisamente al sacar uno de esos morteros, en el fuste de una columna, cuando descubrieron unas policromías. «Eso nos hace pensar que, por lo menos el ábside, estuvo completamente policromado en su época», asegura. Los trabajos se han centrado, además, en el tejado. Este estaba completamente deteriorado. En la parte interior «tenía un falso techo de frisos que debió ser construido en los años 50», relata el técnico. Ha sido eliminado. En su lugar se ha dejado a la vista la nueva estructura de madera, lo que da más altura al recinto y permite recuperar una pequeña ventana que había en el propio tejado, dando también más luz al templo.

El cemento estaba también presente en el suelo de la iglesia, probablemente, tras una de las reformas que sufrió con anterioridad. Así que la empresa decidió hacer unas catas para saber si este había sido colocado sobre el empedrado original del templo. «Hicimos dos catas en el interior para ver qué había debajo del pavimento de cemento. Excavamos sobre 40 centímetros y no apareció nada», añade Barreiro. Así que la empresa ha retomado el proyecto de obra original y ha decidido instalar madera. Esto, y rematar el enlosado y los jardines del exterior, es casi lo único que falta por hacer en esta pequeña capilla. Porque los trabajos están muy avanzados y se espera que la reforma concluya en tres semanas. Entonces, la iglesia del Mosteiro de Nogueira recuperará todo su esplendor.