La casa que se sostiene con emociones

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

Ramón Leiro

El arquitecto Mauro Lomba convirtió una de las plantas de Villa Pilar, en Pontevedra, en un irreverente espacio expositivo

31 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Villa Pilar, esa vivienda que pone la nota elegante en la calle Marqués de Riestra, en pleno corazón de Pontevedra, es una casa que hace imaginar. Sí. Porque aunque uno no haya oído jamás hablar del hombre que la mandó construir, Manuel Rodríguez Bautista, un pontevedrés que hizo fortuna en La Habana, solo viendo el porte indiano de la vivienda se puede soñar con el sol del Caribe. Se puede imaginar la vida de quienes emigraron buscando porvenir al otro lado del charco. Y complacerse pensando en que, no sin trabajo de por medio, acabaron haciendo las Américas. Cuenta bien esa historia el opulento mármol de Carrara que luce en sus escalinatas. Observando esa preciosidad queda claro que a Rodríguez Bautista no le debió ir mal allá en la Habana. Pero, desde hace un año, Villa Pilar es mucho más que ese continente que hace soñar. Tiene un contenido que le hace juego. El arquitecto Mauro Lomba convirtió la primera planta de la casa en un espacio lleno de emociones. Se tiraron tabiques para levantar sentimientos.

Empecemos por el principio. En la renovada primera planta de Villa Pilar reciben a la par el arquitecto Mauro Lomba y el pintor arousano Xaquín Chaves. Uno llega tarde, apurado, con frenesí. Pero el tiempo parece detenerse al cruzar la puerta. Quizás sea el sol mañanero de este diciembre empeñado en ser agosto que se cuela por las cuatro caras del edificio. Quizás sea el blanco que envuelve todas sus paredes. Quizás la sonrisa conciliadora de los dos artistas, arquitecto y pintor. Pero una maravillosa quietud se impone.

Dinámico y cambiante

Mauro Lomba toma la delantera a la hora de hablar. Nada emociona más que una persona emocionada. Y en eso se convierte él cuando guía al forastero por el espacio que creó en Villa Pilar. Muestra un espacio muy dinámico, muy cambiante. Donde todo puede acabar siendo otra cosa que aparentemente no es. «Quería dar cabida a todas las disciplinas artísticas», señala Lomba. Las estancias, sin tabiques que las separen, son como un todo creativo; donde lo mismo pueden celebrarse eventos de cualquier tipo que colgarse exposiciones, hacerse demostraciones de cocina -hay desde vitrocerámica a fregadero- o llevar a cabo un taller de costura. Su propio estudio de arquitectura está integrado en todo ese maremagno.

Lo curioso es que, pese al enorme eclecticismo de este espacio, a combinar las molduras antiguas del techo con modernos sillones o funcionales armarios todo parece estar en armonía. Esa idea, la que de que todo parece casar como uña y carne, la entendió bien Xaquín Chaves, el artista que inaugura este espacio expositivo. «Quixen respectar o espazo, e que os cadros parecese que levan aquí toda a vida», indica el pintor. Su objetivo se cumple.

El arte de Chaves da color a lo largo y ancho del espacio. Pero uno no llega a tener la sensación de estar en una exposición al uso. Esto es otra historia. Es un paseo por un lugar donde no hay fronteras entre la pintura, la arquitectura, la moda o la escultura. Es la demostración de que el arte, el arte con mayúsculas, es arte y punto. No necesita más etiquetas ni necesita aislarse. Todo al contrario, gana cuando uno lo mete hasta la cocina y deja que todas las disciplinas artísticas se cuezan juntas. Lo resume una frase que hay en un corcho de este estudio de arquitectura: «Solos podemos hacer poco, juntos podemos hacer mucho». Tal cual.

«Quería dar cabida a todas las disciplinas artísticas», señala Mauro Lomba

La pintura de Chaves inaugura una manera distinta de entender una exposición

La obra de Xaquín Chaves, que puede verse hasta el 20, lleva la naturaleza a la oficina

La obra de Xaquín Chaves casa como anillo al dedo en la renovada planta de Villa Pilar. Sus cuadros, incluso sus esculturas sobre peanas, tal y como él pretendía, parecen formar parte desde siempre del mobiliario. Pero, ojo. La arquitectura no se come su arte. Todo al contrario, permite disfrutarla de un modo un tanto distinto al habitual.

Lo contaba ayer bien el propio pintor. «Gústame este espazo porque non é unha sala expositiva sen máis. Hai un corredor, hai unha zona cunha cociña, hai unha oficina. A xente pode entrar e saír. Podes gozar dos cadros e das esculturas desde sitios distintos, en momentos diferentes». ¿Qué ofrece Chaves? El creador natural de Vilaxoán trajo hasta Pontevedra pintura y escultura de distintas etapas. Él mismo le pone a su obra el adjetivo de «atmosférica» por el peso que tienen en ella las estaciones, el cambio del tiempo. El propio título de la exposición, Equinoccio, da una pista de lo que uno va a encontrarse. Si Lomba quiso que la arquitectura abrazase a otras disciplinas artísticas en su renovada Villa Pilar, Chaves consigue meter la naturaleza en su proyecto. Lo cuenta bien el también pintor y fotógrafo Vítor Mejuto en el catálogo de la muestra: «Chaves sae ao campo e cando volve ao estudo intenta comunicar o que sentiu contemplando como se forma unha nube, como flúe un río ou como o vento sacode as matogueiras».

No solo la obra de Chaves, que puede verse hasta el día 20 en este espacio, se siente bien en Villa Pilar. También lo hace el artista. Se le nota cuando, bajando las escaleras, invita a hacer una reflexión: «Fíxate dende as escaleiras á entrada todas as emocións que tes. O mármore de Carrara, o xardín, as verxas... Todo isto e aínda non pisaches a rúa», señala él con emoción.