Manual de la matanza do porco para urbanitas

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso O GROVE / LA VOZ

AROUSA

Dos grovenses abren en San Vicente el primer centro de divulgación de la cultura y de las tradiciones agrarias

03 dic 2016 . Actualizado a las 15:26 h.

Hay un lugar en San Vicente donde el paso del tiempo se ha detenido. Donde los chorizos se ahúman en la lareira, el maíz se muele en unas piedras al calor de la misma y los colchones son de hojas de maíz. Un espacio donde es posible vivir en primer persona todas esas historias que contaban nuestros abuelos. Ese lugar se llama O Quinteiro de Temperán y es el sueño de tres grovenses que decidieron aprovechar la crisis económica para reinventarse. Para regresar a otra época y poner en valor eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Quin Parada, Roberto Carlos García y Chusco llevaban cuatro años trabajando, literalmente con sus propias manos, para abrir el primer centro de divulgación de la cultura agraria. Lo han conseguido. Hace poco más de un mes han abierto sus puertas. Y mañana celebran una curiosa actividad, el primer taller de matar y despiece del cerdo. Ya advierten de que el animal llegará a San Vicente sacrificado y de que la iniciativa solo busca «conservar e divulgar os valores da cultura agraria».

«Esto é unha loucura», reconoce Quin nada más empezar a hablar de este centro, «pero cando estou aquí dentro, estou vivo, deso me valeu a min». A este grovense la crisis lo machacó, así que un buen día decidió plantarlo todo y sacar adelante una idea que lleva tiempo rondándole la cabeza. «Sempre me tiraron este tipo de historias, de non esquecernos do pasado», añade. Consiguió el apoyo de Chusco y de Roberto Carlos García, que había sido músico y que estaba trabajando en una gasolinera. Y empezaron a darle forma al proyecto. «Empezamos a colocar pedras hai catro anos», relata Roberto. Toda la obra de rehabilitación y reconstrucción de la vivienda y del quinteiro la hicieron ellos, trabajando sin descanso los fines de semana. Querían reproducir fielmente una vivienda «coma a dos nosos avós», explican. Lo han hecho cuidando hasta el mínimo detalle. «Todo o que reconstruímos ten un por que, as cousas non se fixeron porque si», añade.

En Temperán, parroquia de San Vicente, encontraron el lugar ideal. «Todo o fixemos con materiais reciclados», explican. Al recinto se entra por el gallinero. «O quinteiro eran onde estaban os animais e todas as casas labregas tiñan sempre unha porta pegada á dos animais», añade. Eso lo han respetado fielmente. A continuación se ubica la vivienda, donde la lareira es la protagonista. En ella cuelgan unos chorizos que se están ahumando, con brasas de laurel como antaño. Y al pie está la muela de piedra, donde se molía el maíz. «Aí era onde estaba antigamente porque moían pola noite, cando descansaban e ao día seguinte facían o bolo», cuentan. Esa labor se hacía en la artesa, que también hay en esta cocina, donde hasta el vertedero es una fiel reproducción porque el agua caía directamente al lugar donde se criaban los animales. A continuación está la habitación, donde el colchón está hecho de hojas de maíz. «Todo o que está aquí está vivo», explica Roberto. «A medida que íamos facendo a obra nos íamos informando de como eran as cousas», añade Quin. La casa remata en la bodega, donde se apilan barriles de madera y damajuanas llenas de caña. Se ha recreado, también, la zona de trabajo. Desde un alambique y una prensa como las de entonces, hasta una carpintería con todo tipo de utensilios en la que están reconstruyendo un carro, pasando por los viejos aperos de labranza.

Todo «está vivo, para que a xente o toque. É un centro de interpretación para que a xente interprete. Para que se sirvan un viño directamente do barril ou corte os chourizos recén afumados. Para que sintan que é diferente», explican. Porque esa es ahora su intención, llenar este espacio de actividades que pongan en valor la cultura agraria. Ya han organizado sus primeros talleres con niños. Escolares que han aprendido todo el proceso de elaboración del maíz, desde su cultivo y recolección hasta la forma de molerlo y de sacarle las hojas para hacer colchones. Tienen más ideas, «un taller de elaboración de chourizos, un de plantas aromáticas, outro de conservación de alimentos...». Este fin de semana se estrenarán con adultos, con un taller de matanza do porco. El animal no será sacrificado en O Quinteiro, ellos solo buscan «vivir e lembrar unha parte do noso pasado gastronómico» enseñando cómo era la fiesta que rodeaba a esta actividad, desde la elaboración de chorizos, a la cata de las filloas de sangre.